El flamante encuentro internacional de arte contemporáneo, que se lleva a cabo a lo largo de 2016 y 2017 en distintas capitales de Sudamérica, propone una serie de actividades y debates que buscan reformular los conceptos de creación, muestra y curaduría.
28 de diciembre de 2016
Río Paraná. El brasileño Eduardo Srur y su proyecto de concientización ambiental.
Es posible promover un verdadero diálogo en condiciones de paridad entre algunos de los más destacados artistas del mundo y sus colegas de América del Sur?». La pregunta asomó hacia fines de 2015 entre especialistas en la materia, convocados por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref). Y la respuesta la encontraron entre los doce países que conforman esta región, que plantearon la realización de la I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur – Bienal Sur.
Este gran evento cuenta con rasgos distintivos, que lo hacen inédito en muchos sentidos: no ocurre cada dos años –como sucede con otras bienales–, sino durante el transcurso de 2016 y 2017; su organización tiene como plataforma una universidad (la Untref), que incorpora al proceso a museos, otras casas de altos estudios, centros culturales y de investigación artística a través de la construcción de asociaciones en red; es multipolar, se desarrolla en diferentes ciudades sudamericanas, pero no tendrá lugar únicamente en las grandes capitales; y además propone una idea innovadora en relación a la curaduría de las muestras.
«Lo que buscamos es llevar adelante un proyecto polifónico, y en este sentido creemos que más que invitar a un curador o un equipo a definir la selección de qué es hoy el arte contemporáneo a partir de un tema fijado, nos interesa construir una plataforma en la que puedan desplegarse voces en convergencia procedentes de sitios diversos, e incluso quizás en discusión. La idea es sumar perspectivas diferentes en términos de pluralidad, no de alineamiento», plantea la historiadora y crítica de arte Diana Wechsler, investigadora del Conicet, directora del Instituto de Investigaciones en Arte y Cultura de la Untref y directora artística de la Bienal Sur. «Este proyecto toma del arte contemporáneo la idea de proceso, por ende se plantea como un “work in progress” que ocurre durante dos años. En ese tránsito, se va construyendo el proyecto colectivamente, atendiendo a diferentes voces, las que convocamos, las que se sienten convocadas, las que nos interpelan».
Durante 2016, la Bienal Sur gestó su forma en una decena de jornadas de diálogo en las que participaron artistas, curadores, coleccionistas, críticos, periodistas y público. Estos encuentros se realizaron en Córdoba, Tucumán, Buenos Aires, San Pablo, Lima y Madrid. Fueron invitados pensadores y especialistas como Gilles Lipovetsky, Néstor García Canclini, Ticio Escobar, Estrella de Diego, Melissa Chiu, Hans-Michael Herzog y Graciela Speranza, entre otros.
A lo largo del primer año, se realizaron dos convocatorias públicas para artistas y curadores, a las que se presentaron más de 2.400 proyectos procedentes de 78 países, de los cuales se realizará una selección para determinar quiénes participarán de las muestras durante 2017. Además, se desarrollará el proyecto «Colecciones», que busca situar distintas miradas sobre el arte contemporáneo a partir de piezas de diferentes colecciones, públicas y privadas.
En Buenos Aires, el evento tendrá como sedes principales el Centro Cultural Kirchner; el edificio del Hotel de Inmigrantes, Muntref y el Museo Nacional de Bellas Artes. Y, a su vez, trabajará en colaboración con las ciudades de Tucumán, Córdoba, San Juan, Montevideo, Asunción, Bogotá, Lima, San Pablo, Santiago de Chile, Valparaíso, Río de Janeiro, Quito, Cali, Berlín y Sydney, entre otras.
«Las múltiples vías en las que se despliega la Bienal Sur van desde intervenciones en el espacio público, unas efímeras y otras más permanentes, hasta presentaciones de proyectos en sitios específicos en diálogo con las comunidades de cada lugar», señala Wechsler. Dos de estas experiencias artísticas comenzaron a realizarse en noviembre: por un lado, el francés Christian Boltanski desarrollará un proyecto inédito ligado con el viento y las sonoridades aleatorias en la Patagonia; y, por otro, el brasileño Eduardo Srur realizará un proyecto de concientización ambiental en el curso del río Paraná y el río de la Plata.