La escena independiente tiene una rica, persistente y abundante actividad, a pesar del escaso apoyo oficial. Una cartelera atractiva, sostenida por grupos de bailarines, coreógrafos y salas que apuestan al desarrollo de la disciplina.
10 de noviembre de 2016
Francotiradores. En el Galpón de Guevara.
Este año, el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires discontinuó el Festival Ciudanza, que hasta 2015 llevaba ocho ediciones. Y también peligró la edición bianual del Festival de Danza Contemporánea, hasta que, sobre el límite del calendario, el ministro Ángel Mahler lo programó del 2 al 11 de diciembre próximo. Pese a estos embates, la danza contemporánea persiste en su tenaz actividad.
Los espectáculos desbordan los alcances de las compañías oficiales, como el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín y la Compañía Nacional de Danza Contemporánea. Distribuidos en un ramillete de salas, convocan al público, bajan de cartel y vuelven para hacer nuevas temporadas. Se presentan en algunos teatros públicos –en 2016 se sumó el Teatro de la Ribera, dirigido por la coreógrafa Diana Theocharidis– y en espacios para unos 50, 100 o 200 espectadores.
Autobiográfica. Recordar, de Marina Otero.
El Cultural San Martín, el Centro Cultural Recoleta y el Centro Cultural Borges suelen incluir a la danza, pero lo hacen especialmente lugares más pequeños, como Espacio Callejón, Excéntrico de la 18, Teatro del Abasto, Camarín de las Musas, Café Müller y el Galpón de Guevara, entre otros.
En este circuito van terminando su temporada obras como Moeraki, de Carla Di Grazia y Paraje Das Unheimlich, de Josefina Gorostiza y Jimena Pérez Salerno. Por su parte, la originalísima composición autobiográfica de Marina Otero, Recordar 30 años para vivir 65 minutos, estará en el 16° Festival El Cruce, de Rosario, del 21 de noviembre al 3 de diciembre, después de haber recorrido salas de Buenos Aires, Chile y Singapur.
Fenómeno. Rotemberg y el éxito de La Wagner.
En noviembre, brindan más funciones Cariño, de Mayra Bonard y Diego Frenkel; Francotiradores, de Rakhal Herrero; y Duramadre, de Juan Onofri Barbato, con el Grupo Km29. También siguen Océano, de Adriana Barenstein; Qué azul que es ese mar, de Eleonora Comelli; Las Bernardas, de Teresa Duggan; y María sobre María, con la bailarina María Kuhmichel.
Dentro de esta movida, la permanencia de La Wagner, de Pablo Rotemberg, constituye un fenómeno. Estrenada en 2013, solo deja de dar funciones en Buenos Aires –donde estima haber recibido a más de 5.000 espectadores– durante sus giras, que ya tocaron Bélgica, Brasil, Chile y Uruguay, además de pasar por Santa Fe, Resistencia, Corrientes y Formosa.
Perspectivas
Por su parte, Gabriela Prado, bailarina, coreógrafa y docente, estrenó en junio, con Jorge Martínez, el dúo Anatomía de una relación. La pieza próximamente llegará a Neuquén, Villa La Angostura y Bahía Blanca. Su responsable reflexiona sobre la continuidad de las piezas: «Hay tenacidad. Los artistas, en colaboración con las salas, sostienen obras de danza aunque no representen una alta recaudación. Pese a que perdimos Ciudanza, a que los presupuestos estatales no han mejorado y a que solo después de un duro forcejeo volveremos a tener el Festival, hay toda una actividad que sostienen los artistas con su obstinación y con las cooperativas, en las cuales las salas representan una pieza importante».
Rakhal Herrero completa el debate, a partir de su experiencia de Francotiradores, que inició su camino en 2014. « La escena porteña de danza y teatro es tremendamente efervescente y estimulante. Muchos circuitos mundiales no se pueden comparar con la actividad local. La danza aún no tiene una proyección internacional tan clara, pero va ganado terreno, a pesar de que en los festivales locales y los apoyos financieros oficiales, todo es cada vez más precario y miserable».
Entre tanto, las propuestas parecen no acabarse nunca. Café Müller, por donde pasan jóvenes artistas, como Soledad Pérez Tranmar, sigue con sus ciclos Solos de trasnoche y Trabajos en proceso. En el jardín del Museo de Arte Español Enrique Larreta, se realiza la décima edición del ciclo Tardes de butoh en el jardín, coordinado por Quio Binetti. Y hay más y más. En cada rincón de Buenos Aires bulle la danza contemporánea