Deportes

Básquet, modelo para rearmar

Tiempo de lectura: ...

Ratificado Sergio Hernández, entrenador con una sólida formación profesional, el seleccionado aspira a mantener viva la esencia de la Generación Dorada sin figuras como Ginóbili y Nocioni. El plan de trabajo y los nombres en carpeta de cara a un nuevo ciclo olímpico.

Otra etapa. Hernández da indicaciones a su plantel durante el último gran desafío de su gestión anterior: los juegos de Río de Janeiro 2016. (Dunand/AFP/Dachary)

El recambio de la Generación Dorada viene desde 2008, cuando me tocó dirigir en los Juegos de Beijing. Ahí quedaban solamente seis jugadores de los campeones olímpicos. Es real que ahora es más profundo porque se fueron Andrés Nocioni y Emanuel Ginóbili. Sin embargo, el recambio generacional se viene fomentando desde los clubes y todos los entrenadores seremos importantes», señala Sergio Hernández, el técnico del seleccionado argentino. El 2 de marzo, la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) lo confirmó en el puesto de entrenador, pero con un pequeño cambio: Hernández, al menos hasta los Juegos Olímpicos de Tokio 2022, será el técnico a tiempo completo del equipo. Entre 2015 y 2016 repartió su tiempo entre la selección y Peñarol de Mar del Plata. Ya no. Lo que viene, admitió, le requerirá una dedicación exclusiva al seleccionado: «Más allá de la Copa América, que se disputará entre el 27 y el 29 de agosto, y de los partidos clasificatorios en noviembre al Mundial de China 2019, Hernández afrontará la reconstrucción de un grupo que, de a poco, deja atrás la edad de oro del básquetbol argentino.
La selección post Juegos de Río de Janeiro 2016 se apoyará en Luis Scola, el capitán que deberá ganar minutos de juego después de un período de inactividad de seis meses, ya que no firmó con ningún equipo. Un complemento disponible de calidad, en la medida que logre doblegar la irregularidad por lesiones que lo alejó casi tres años del básquet, es Carlos Delfino. Tuvo una prueba en Río y respondió con actuaciones destacadas. Al jugador, que fichó por Boca, la Liga Nacional le podrá entregar lo que busca. Y aunque apenas tenga 26 años, Facundo Campazzo es uno de los experimentados. Se destaca en el plano internacional, en UCAM Murcia. En la posición de base además está Nicolás Laprovittola, quien también juega en España, en Saski Baskonia, después de una prueba este año en San Antonio Spurs. Un paso más atrás aparecen Patricio Garino y Nicolás Brussino. Garino, alero en Orlando Magic, aporta marca, inteligencia y defensa. Brussino cumplió su primera temporada en Dallas Mavericks. Es un escolta portentoso, por encima de los dos metros, de brazos largos y molde NBA. En la Liga Nacional, el más destacado es el escolta Lucio Redivo, de Bahía Basket, el club que creó Juan Ignacio Pepe Sánchez, integrante de la Generación Dorada, medallista en Atenas 2004, que se enfoca en la formación de juveniles en la capital argentina del básquet, Bahía Blanca. El gran déficit de la selección es físico. Existe mucha diferencia con las potencias. Y falta un gran pivot.

Tiempo de pruebas
En la búsqueda de talentos, en parte, se explica la tarea full time que asumió Hernández, quien ya viaja por el país para detectarlos y para brindar clínicas en el marco de programas de desarrollo del deporte, en su tercera etapa como técnico de la selección después de ser la cabeza entre 2005 y 2010. Hernández está dentro del grupo selecto de entrenadores argentinos. En Beijing 2008 tuvo como asistente a Julio Lamas. Ahora a Hernández lo rodean los técnicos Gonzalo García (Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia), Nicolás Casalánguida (Obras Sanitarias) y Silvio Santander (hasta el año pasado, en Quimsa de Santiago del Estero). «Lo veo como algo lógico –explicó Hernández en una entrevista reciente con el diario Tiempo Argentino–. Necesitás a alguien grosso a tu lado, alguien que haya pasado por esas situaciones miles de veces y sepa cómo resolverlas. Uno nunca sabe si es buen entrenador porque supo formar un equipo o porque los que te rodean hacen un buen entrenador».
Hernández ya adelantó que va a contar con Scola y Delfino. La primera prueba es la Copa América. Argentina se medirá ante Venezuela –último campeón sudamericano en 2015–, Canadá e Islas Vírgenes. Será el anfitrión del Grupo B del torneo. Es decir, en esta primera fase, los partidos se disputarán en el estadio Osvaldo Casanova de Bahía Blanca. «Nosotros queremos siempre apuntar a más –dijo en las conferencia donde se anunció su continuidad en el cargo–. Queremos ganar la Copa América, hacer un buen Mundial y que eso nos lleve a los Juegos Olímpicos de Tokio». El entrenador de 53 años, que logró la medalla de bronce en Beijing 2008, el cuarto puesto en el Mundial de Japón 2006 y el quinto en Turquía 2010, realizó especializaciones con Gregg Popovich, el técnico de San Antonio Spurs, en los Estados Unidos. Y mantuvo –y mantiene– charlas con Carlos Bianchi, el técnico de fútbol más ganador de la historia de Boca; con Julio Velasco, el entrenador de la selección argentina de vóley; y con Carlos Retegui, el técnico que conquistó por primera vez el oro olímpico de la selección masculina de hockey sobre césped en Río 2016. El reto a corto plazo es grande. «La mayoría de la Generación Dorada, a los 20, 23 años, ya tenía experiencia y roce internacional, a diferencia de esta camada de jugadores», reconoció.
En ese plano, el desafío para el entrenador y el plantel no parece sencillo, teniendo en cuenta la presión por conseguir resultados inmediatos. No obstante, la continuidad del proyecto, sumado al legado de la Generación Dorada, constituye una buena señal para que el básquet argentino conserve el fuego sagrado, aún sin obtener grandes resultados. Defender ese fuego sagrado, al cabo, es el gran desafío de los días por venir.

Estás leyendo:

Deportes

Básquet, modelo para rearmar