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Cantera en el banco

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Defensa y Justicia, club que militaba en el ascenso hace tres años, se convirtió en un semillero de entrenadores que lograron trascender apostando al juego de ataque. Similitudes y diferencias en los casos de Almirón, Holan, Cocca y Beccacece.

En alza. El DT del cuadro de Florencio Varela celebrando un gol. Su futuro en la selección. (Télam)

Actual entrenador de Defensa y Justicia, Sebastián Beccacece cuenta un dato biográfico para anotarse dentro de una tradición que regó de entrenadores el fútbol argentino. Beccacece, casi un desconocido hasta hace seis mes, nació en Rosario, en esa región del litorial que ya es una cantera de técnicos, varios de ellos con historia en la selección argentina. Pero hay otro ítem del currículum de Beccacece que va camino a convertirse en un clásico: dirigir –o haber dirigido– a Defensa y Justicia, el nuevo kilómetro cero para los técnicos que marcan el ritmo en el fútbol argentino.
Florencio Varela se convirtió en el lugar a mirar para saber por dónde vendrán la nueva tendencia. Ocurrió, al menos, en los últimos cinco años. Tres de sus últimos técnicos (Jorge Almirón, Diego Cocca y Ariel Holan) dejaron el club para dirigir a equipos grandes. Dos de ellos (Almirón y Cocca) fueron campeones con sus equipos. Uno (Holan) encarrila a Independiente. Los tres se mantienen en la élite del fútbol argentino. Y a esa lista se suma Beccacece, que dejará ese cargo para volver a las fuentes, el lugar donde empezó su historia: será el ayudante de campo de Jorge Sampaoli en la selección argentina.

Trampolines
Fue con Sampaoli, hace ya 15 años, que Beccacece dio sus primeros pasos. A fines de 2002, Claudio Vivas, por entonces asistente de Bielsa, presentó a Beccacece con Sampaoli, que estaba dirigiendo a Sport Boys de Perú. Beccacece tenía apenas 21 años. Lo siguió a todos lados, incluido la Universidad de Chile y la selección de ese país. Hoy tiene 36 y una carrera que comenzaba a tener vuelo propio. Beccacece dejó a Sampaoli en 2015 después de que Chile ganara la Copa America.
Antes de Defensa y Justicia, el ahora (de nuevo) ayudante de campo de Sampaoli tuvo su experiencia en la Universidad de Chile. Pero el hit lo tuvo en Florencia Varela, sobre todo cuando eliminó a San Pablo de Brasil en la primera ronda de la Copa Sudamericana. Ese episodio pudo ser uno más para cualquier equipo, pero no para uno que hasta hace tres años estaba en la B Nacional. Ahí mismo, en ese ascenso, acaso comience la historia de los entrenadores de Defensa y Justicia. O la de Defensa y Justicia como trampolín de entrenadores.
Fue Diego Cocca, a mediados de 2014, el técnico que logró el ascenso a Primera. Defensa y Justicia, además, jugaba bien. Ganó el torneo que no pudo ganar, de hecho, Independiente, que consiguió retornar a Primera después de un desempate con Huracán. Aquello introdujo a Cocca en el discurso público del fútbol. Y el entrenador terminó en Racing, con su perfil de técnico jóven y espíritu ofensivo. Con Racing –y con Diego Milito– ganó el título de 2014.
Pero no fue Cocca quien inauguró a Florencia Varela como kilómetro cero del fútbol. Antes, en ese banco, se sentó Jorge Almirón, otro de los técnicos jovenes que marcó el tempo del fútbol actual. Almirón estuvo en 2009 en Defensa y Justicia. Fue un paso corto entre la experiencia mexicana, donde dirigió a Dorados de Sinaloa, Veracruz, Correcaminos y Tijuana. En el medio, volvió a Defensa y Justicia, donde estuvo un año antes que Cocca. Y ahí mismo fue como si tomara envión: Godoy Cruz, Independiente y Lanús, el equipo al que moldeó como quiso, con el que fue campeón en 2016.

De otro palo
Pero si se trata de Defensa y Justicia, tuvo otros técnicos en los últimos cinco años. Por ahí pasaron, aunque brevemente, Oscar Turu Flores y Darío Franco, acaso con menos influencia posterior. Y fue en Defensa y Justicia donde se conoció a Ariel Holan, un entrenador que arrastra la curiosidad de haberse iniciado en el hockey. Desde ahí llegó al fútbol. Primero fue colaborador de Jorge Burruchaga y luego, con el campeonato de River en la Primera B Nacional, comenzó a trabajar junto a Matías Almeyda. Hasta que en 2015 hizo su primera experiencia en soledad. Se hizo cargo de Defensa y Justicia, el pasaporte para que a inicios de este año pudiera llegar al club del que es hincha: Independiente.
Si bien de lo primero que se habló fue del dron con el que grabó las prácticas, Holan demostró que no es un entrenador superficial. O, mejor, que lo suyo no es una puesta en escena. Modificó el juego y la autoestima de Independiente, un equipo que venía de dos experiencias tormentosas, la de Almirón y la de Gabriel Milito, cuya gestión fallida implicó, además, el tropiezo de un ídolo.

Al rojo vivo. Holan inició su etapa en Independiente con auspiciosos resultados. (Télam)

Que un técnico que plantea un juego ofensivo, como lo hace Holan, haya tenido su primera experiencia en Defensa y Justicia no parece casualidad. Es la tónica de los entrenadores que tuvo el club de Florencio Varela en los últimos años, aún cuando cada uno tenga sus propias características. Y todos ellos llegaron sin cartel, sin una gran experiencia. Almirón salió del riñón de Ricardo Lavolpe en México. Cocca reivindica a César Luis Menotti, con el que comparte largas sobremesas, y aunque su Defensa y Justicia relucía también por el juego, en Racing demostró más pragmatismo que búsqueda de estilo. Incluso Franco es un técnico de características ofensivas, algo que quedó claro, sobre todo, cuando dirigió a Instituto. Del Turu Flores, en cambio, se sabe menos todavía. Pero de Beccacece también puede decirse lo mismo. Es el más bielsista de todos. Comparte con Holan no haber tenido una carrera como futbolista. Pero el rosarino se acunó en la escuela de Marcelo Bielsa, el metodismo, la obsesión y la búsqueda de herramientas para el dispositivo de ataque. Desde joven, le aportó esas ideas a Sampaoli, que sin embargo las matizó en su última etapa con el Sevilla, donde buscó en fuentes más cercanas a Pep Guardiola. Ahora lo tendrá, otra vez, a Beccacece, que dejará Defensa y Justicia por la selección. Aunque haya que seguir mirando a Florencia Varela para saber lo que viene.

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