Deportes | ARGENTINA AVANZA EN QATAR 2022

Con corazón y a puro toque

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Roberto Parrottino

La selección recuperó el buen fútbol que mostró en el ciclo Scaloni, vapuleó a Polonia y llega entonada a los octavos de final, el sábado ante Australia.

Estadio 974. Messi se suma al festejo con sus compañeros, en la convincente victoria del equipo albiceleste sobre Polonia, con goles de Alexis Mac Allister y Julián Álvarez.

Foto: NA

Si en el debut ante Arabia Saudita había sufrido una tormenta de arena en el desierto –y si ante México había pasado una prueba de fuego más que picante–, Argentina despertó con corazón, pero sobre todo rectificó el camino en el Mundial a puro toque, meta pases cortos con los que derritió el bloque de nieve que había interpuesto Polonia en el estadio 974. Y, así, la selección se clasificó primera en el cierre del grupo C de Qatar 2022. Le pudo ganar a Polonia hasta por un resultado más abultado, pero fue 2-0. El cuerpo tiene memoria. La selección recuperó la propia, la interna. Apretó F5. Se refrescó con un buen baño de fútbol. Paciente, metedora, acorazonada. Jugándole al anticipo a un rival abroquelado atrás, supeditado a defender el empate y a las manos del arquero Wojciech Szczęsny. Argentina marcó presencia, sedujo con la silueta colectiva. Dijo: «Acá estoy yo». Superó los virtuales treintaidosavos de final ante México y los dieciseisavos ante Polonia. Dos pruebas mentales, porque una derrota era marchar. Y el sábado, a la selección le tocan los octavos frente a Australia. Reales. Más que nunca. «Hoy –dijo Lionel Messi– por fin encontramos lo que somos».
La cadencia del toque atrajo el gol. La acumulación de pases guardó un sentido de juego. Había quedado comprobado en los cinco minutos previos al estallido de Messi ante México, el que desbloqueó algo más que el partido. Contra Polonia hubo ratos de exaltación. Volvió la selección de los mediocampistas (se expuso con Rodrigo De Paul, Leandro Paredes, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister, y hasta entró Thiago Almada). Es ese fútbol perdido con el que quiere ganar el Mundial. De los 15 mediocampistas y delanteros de Argentina, 11 jugaron alguna vez con la N° 10. En sus pies siempre estuvo el destino de la selección. «Juntar pases», sintetizó Alexis Mac Allister, el llegador que pisó el área y resolvió mordido, pero con destino de red, un centro raso de Nahuel Molina. Conexión bostera. Enzo Fernández condujo después la pelota como en el baby fútbol y asistió a Julián Álvarez, distintivo en la definición. Conexión gallina. «Es un equipo que se fortalece bajo presión», dijo Nicolás Otamendi, imperial en la defensa, un sostén, lo más regular del Mundial, acompañado en la labor de tapar agujeros por el Cuti Romero.

Hablando de la libertad
Cuando acumula pases, la selección hasta encanta al rival. Es la trampa de Argentina, que canaliza al fútbol como el juego del engaño. Que rompe con la gambeta y con los toques. Es la selección que supo construir Lionel Scaloni (y, vale destacarlo, Pablo Aimar, un viejo exponente de los N° 10). Contra Polonia, Argentina ni siquiera se cayó tras el penal que Szczęsny le desvió a Messi con el 0-0. Reapareció el equipo al que le va bien cuando no se mimetiza con Messi, el que ganó la Copa América de Brasil 2021, ese título esquivo durante 28 años. Y aparecieron los goleadores inesperados –Mac Allister y Julián Álvarez– ante la suplencia de Lautaro Martínez y un «normal» Messi. Dominó de principio a fin a Polonia, que también pasó a octavos. La selección se puso a temperatura ambiente en el Mundial de Qatar. En el calentamiento en el estadio 974 había sonado la canción Hablando de la libertad, de La Renga. «Y ahora solo un camino / he de caminar / Cualquier camino que tenga corazón / Atravesando todo su largo sin aliento / dejando atrás mil razones en el tiempo». Argentina la escuchó, le puso garra cuando no entraba la pelota y la movió para que llegaran los goles. El triunfo trajo la liberación definitiva para lo que tenga que venir.

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