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Como Marcos Maidana, púgil de notable actualidad, otro boxeador nacional acumula distinciones a fuerza de triunfos y knockouts.
La chance de enfrentar a Floyd Mayweather, el mejor del mundo.

 

Noqueador. Tras derrotar por KO al estadounidense Lamont Peterson, Matthysse recogió numerosos reconocimientos por su pegada. (Al Bello/Gina/AFP/Dachary)

El pasado 18 de mayo, Lucas Matthysse noqueaba de manera contundente en el tercer round a Lamont Peterson, que llegaba como campeón del peso superligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). A la velada en Atlantic City asistió Danny García, quien es el actual campeón en la misma categoría pero de otras dos entidades, el CMB y la AMB. Apenas finalizado el combate, y aún en el ring, Matthysse señaló a García, que estaba en la tribuna, y le dijo: «El próximo sos vos».
Lucas Martín Matthysse nació en Trelew, Chubut. El mismo lugar de nacimiento que otro gran boxeador argentino de la actualidad: Omar Narváez. Matthysse, de 30 años, siempre prometió una carrera exitosa basada en su técnica para boxear pero especialmente en la pesadísima mano que lo caracteriza. Ejemplo de esto son los 32 knockouts en las 37 peleas profesionales que tiene hasta el momento, en las que cuenta tan sólo dos derrotas, ambas en Estados Unidos y con fallos discutibles. En esos 37 combates, solamente un boxeador logró que Matthysse no lo hiciera visitar la lona: Carlos Adán Jerez, un santafesino de poco fuste pero que resistió de pie los embates de La máquina, tal el apodo que le puso un presentador a Matthysse en los Estados Unidos. Incluso Devon Alexander y Zab Judah, los dos que vencieron al chubutense, cayeron al menos una vez.

 

Sus comienzos
Matthysse iba a ser boxeador, de eso no cabían dudas. Su padre, Mario, se calzó los guantes y fue profesional, al igual que su hermano mayor, Walter. Su hermana, Soledad, también boxea. De hecho, una semana antes de la pelea entre Lucas y Peterson, Soledad combatió con Marcela Acuña, La tigresa. Hasta su madre, Doris, se subió a un ring como aficionada alguna vez, según contó el propio Lucas Matthysse. El destino estaba signado.
El chubutense, todavía como amateur, fue parte de la delegación argentina en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo en 2003. Si bien no tuvo una buena actuación –cayó en primera ronda ante el colombiano Breidis Prescott–, Matthysse ya proyectaba una carrera llena de éxitos, esperanzado más que nada por su calidad y su capacidad para noquear. También como amateur, el de Trelew peleó cuatro veces con Marcos Maidana, el otro gran boxeador argentino de la actualidad y de la misma camada, con tres victorias para Maidana y un empate.
Ya en 2004 Matthysse dio el salto al profesionalismo ganándole a Leandro Almagro por KO en el segundo round. Apenas dos años y 12 peleas le tomó al chubutense lograr un título mundial: el 1 de abril de 2006, en el gimnasio de Unión de Santa Fe, Lucas noquearía a su compatriota Víctor Daniel Ríos para quedarse con el título Mundial Latino de la OMB (Organización Mundial de Boxeo). Un año más tarde, la promotora Golden Boy, propiedad del ex campeón del mundo Oscar De La Hoya y una de las dos más importantes del mundo, lo contrató para que sea parte de su staff; la carrera de Matthysse dio el giro que necesitaba. Con peleas en Estados Unidos por títulos del mundo y mayores bolsas –cachet por combate– El nuevo pacquiao, tal como algunos le dicen en Estados Unidos, está hoy en el primer plano del boxeo mundial.

 

Lo que viene
Lucas Matthysse es, junto con Marcos Maidana, el presente y el futuro del boxeo argentino. Con Sergio Maravilla Martínez y Narváez ya en la curva descendente de su carrera, la posta la tomarán el chubutense y el santafesino, que recientemente venció a Josesito López por KO en el sexto asalto y también apunta alto en el mundo del pugilismo.
Matthysse tiene ahora una pelea casi acordada con Danny García, campeón absoluto de las 140 libras (63,5 kilos) del CMB y de la AMB. El combate, que en un principio se haría el 7 de setiembre, será de vital importancia para el argentino que, a priori, aparece levemente como favorito, aunque será una pelea de pronóstico reservado. Si Matthysse gana, se le abrirán las puertas para buscar rivales de primer nivel y bolsas importantes. El mismo Lucas ya apuntó a Floyd Mayweather, el mejor libra por libra del momento y uno de los más destacados boxeadores de la historia: «Si me ofrecen el combate, estoy dispuesto a subir a las 147 libras (66,7 kilos, categoría en la que pelea Mayweather) para pelear con Floyd», señaló. Por lo pronto, los jerarcas del boxeo, los que manejan los destinos comerciales y deportivos del pugilismo, ya hablan de un combate entre los dos en 2014, siempre y cuando Matthysse dé un buen espectáculo ante Danny García.
A partir de ahora, la carrera de Matthysse dependerá pura y exclusivamente de él. Ya llegó a las grandes ligas, consiguió las peleas ante los mejores y lo único que le queda es seguir ganando y noqueando para mantenerse en la elite. Capacidad de boxeo no le falta. Trabajo y tenacidad, tampoco. El chubutense, que se entrena hace años en una posada cercana a Junín, y que alguna vez dijo «yo voy a seguir entrenando en Argentina, Estados Unidos es sólo para ir a pelear y después rajar», seguramente tendrá varios años más de buen nivel boxístico. Con Matthysse y Maidana, el boxeo argentino tiene presente y futuro.

—Germán Esmerado

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