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Descenso y después

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El regreso del equipo nacional a la Zona Americana, un año después de obtener la Copa Davis, puso en debate los manejos de la Asociación Argentina y el rol de sus referentes en la cancha. Movida opositora de exjugadores rumbo a las elecciones de 2018.

Frustración. El capitán Orsanic consuela a Schwartzman en la serie donde el conjunto albiceleste cayó ante Kazajistán, en Astana. (Télam)

Como Francia en 1997 y Suecia en 1999, el equipo argentino de Copa Davis descendió del Grupo Mundial un año después de salir campeón y por primera vez en la historia del torneo. La derrota en la serie ante Kazajistán no solo determinó bajar al Grupo I de la Zona Americana después de 15 años ininterrumpidos en el Grupo Mundial: también abrió un mar de incógnitas hacia 2018, tanto afuera como adentro de la cancha.
En abril, de local, Argentina, primer preclasificado de la región, enfrentará al ganador de la serie entre Chile y Ecuador, y con un cambio reglamentario de la Federación Internacional de Tenis que afectará directamente al equipo nacional: menos las del Grupo Mundial, las series de Copa Davis se jugarán en dos días y cada partido al mejor de tres sets. Daniel Orsanic, el capitán del equipo argentino campeón, puso en duda su continuidad para el año que viene. Y en abril, también, habrá elecciones en la Asociación Argentina de Tenis (AAT), lo que acentuó las internas entre dirigentes y jugadores. El cuadro de situación, de esta manera, genera incertidumbre a corto plazo en el tenis argentino.
Si bien ni Chile ni Ecuador aparecen como rivales complicados en el debut para Argentina, de pasar, podría aparecer en el repechaje un rival fuerte del Grupo Mundial. Juan Martín Del Potro y Leonardo Mayer ya confirmaron que no jugarán en abril. Argentina contará con Diego Schwartzman, Guido Pella y Federico Delbonis como los tenistas destacados. «Deportivamente no fue más que una derrota. Argentina ya ha estado en la Zona Americana. No será una vergüenza, sino parte de un camino que hay que recorrer para intentar volver lo antes posible al Grupo Mundial», dice a Acción el extenista Martín Vassallo Argüello, quien integró en 2009 el equipo argentino, y agrega: «El resultado desfavorable no debería cambiar lo que cada uno considera del trabajo que hizo el cuerpo técnico en los últimos años». Argentina, en efecto, jugó en la Zona Americana entre 1993 y 2001. Atrás quedó el triunfo del 28 de noviembre de 2016 en Zagreb, Croacia, cuando el tenis argentino ganó la primera Davis.

Fuego cruzado
En el medio, hubo recriminaciones a Del Potro –y a Orsanic– porque no jugó la serie que definió el descenso, ante Kazajistán en setiembre pasado, de visitante. Hubo, además, pedidos de cambios a la conducción de la AAT. Y hubo, en definitiva, fuego cruzado. «El futuro del tenis argentino está enfocado a la AAT –apunta Marcos Zugasti, periodista del sitio Fue Buena, a Acción–. Agustín Calleri se lanzó para ser candidato opositor a los dirigentes que están ahora. Hay un proyecto armado con Juan Ignacio Chela y Mariano Zabaleta y están haciendo una campaña fuerte a nivel clubes, y el tenis está revolucionado. Ese contexto político derivará en cuál es el futuro en la Copa Davis, porque para volver al Grupo Mundial, tendría que estar todo ordenado». Orsanic, quien además es director de Desarrollo de la AAT, dijo que definirá su continuidad en diciembre. «Ese será momento de sentarme con los dirigentes, con los jugadores y con mi equipo de trabajo», afirmó. Armando Cervone, presidente de la AAT, sostuvo que pretende que estén los mejores tenistas argentinos en la serie de la Davis, conscientes de que en esos partidos también se jugará su futuro político. Del Potro, la estrella, desmintió este año a través de un comunicado a Cervone, quien había dicho que Del Potro se había comprometido a jugar todos los partidos de la Davis en 2017.
«La Asociación Argentina de Tenis es una de las peores asociaciones del mundo. Tuvo la suerte y la mala suerte de haber salido campeón. Porque parecía que había hecho las cosas bien, pero en realidad hizo todo mal. La gente que maneja la AAT no es idónea. Solo querían estar ahí para figurar, para viajar», dijo el extenista Gastón Gaudio después de la caída del Grupo Mundial. No fue el único integrante de aquella Legión Argentina que criticó a la AAT. «No hay gente genuina del tenis y entonces se cometen estos errores que se pagan carísimo. Se corrió un riesgo muy grande, porque se apostó todo a un campeón como Del Potro y, cuando él no está, el equipo se debilita mucho», precisó Franco Squillari. De ahí se entiende la unión de una generación de exjugadores, con Calleri a la cabeza, que buscará asumir el poder y que, al mismo tiempo, siempre mantuvieron una distancia con Del Potro. El tenis argentino, dicen los especialistas, pasa hoy por la «rosca» política en los clubes de Buenos Aires, que inclinan la balanza en las elecciones, ya que cada club bonaerense tiene un voto, a diferencia del resto del país, donde cada provincia suma un voto. El título de 2016 –y las finales de 2006, 2008 y 2011– marcaron una época en que Argentina figuraba como potencia en el tenis mundial. Ahora dio un paso atrás. Quizá, como ocurre a veces, para dar dos hacia delante.

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