El bonaerense retuvo el título mundial en la categoría superwelter exhibiendo visibles progresos boxísticos. A los 28 años, se erige como el exponente nacional de mayor proyección con miras a instalarse en Estados Unidos, meca de la disciplina.
3 de abril de 2018

París. Ante el francés Cedric Vitu, el argentino consiguió un triunfo de alto impacto. (De Sakutin/AFP/Dachary)
La edad en la que un deportista alcanza su pico de rendimiento varía según cada disciplina. Actualmente, los avances tecnológicos aplicados a la preparación, entrenamiento y alimentación han alargado la vida útil de los atletas de elite. Basta mencionar los casos del suizo Roger Federer (36 años) en el tenis y del argentino Emanuel Ginóbili (40 años) en el básquet, dos ejemplos de deportistas que brillaron desde jóvenes y se mantienen en lo más alto. En el boxeo, sin embargo, la situación es distinta. Se trata de una de las pocas disciplinas donde los tiempos de maduración de un deportista son más largos, por lo que conviene evitar juicios categóricos.
En ese plano emerge la figura del argentino Brian Castaño, quien a los 28 años abandonó su condición de promesa al retener la corona superwelter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) con una brillante actuación en París ante el francés Cedric Vitu, un oponente calificado y de mucho riesgo. Fue su segunda defensa tras haber conseguido el cinturón en noviembre de 2016, aunque con un plus: en esta contienda demostró que tiene sobradas condiciones para afrontar exámenes más exigentes. «Hasta ahora ha llevado bien las presiones. Ya vendrán los combates aún más importantes, no hay que apurarse», comenta a Acción Germán Riesco, periodista de TyC Sports epecializado en boxeo, sobre el púgil nacido en Isidro Casanova.
«El Boxi», como apodan a Castaño, ostenta un invicto: lleva 15 peleas a nivel profesional con 15 victorias (11 por nocaut), aunque muchas de ellas ante oponentes modestos. No obstante, la última, ante Vitu, se definió en el 12º round: tras una golpiza feroz, el árbitro se apiadó del francés. «Castaño está muy bien entrenado, las últimas dos peleas (ante Vitu y ante el también francés Soro) las definió sobre el cierre y se lo notó bien. Además, tiró muchos golpes, algo que es importante en el boxeo internacional», describe Riesco, quien cree que el pugilista ya dejó de ser una promesa.
Sucede que el bonaerense, con sus 28 años, aún es joven dentro del mundo del boxeo. Su equipo de trabajo comandado por su padre y entrenador Carlos, su preparador físico Matías Erbín y su manager Sebastián Contursi –ex de Marcos «Chino» Maidana– lo están llevando de manera adecuada. Hoy los grandes protagonistas del boxeo mundial superan, en su mayoría, la barrera de los 30 años: Gennady Golovkin (35), Sergey Kovalev (34) y Mikey Garcia (30), por citar algunos. Uno de los pocos boxeadores top que no llega a esa edad es el mexicano Saúl Canelo Álvarez (27), a quien Castaño tiene en la mira para su futuro.
En carrera
«Brian está demostrando que está a la altura de las grandes peleas. Es un campeón reciente y un boxeador necesario para el boxeo argentino actual, como lo son Lucas Matthysse y Omar Narváez. Cuesta tener campeones mundiales», elogia Riesco. ¿Cuáles son esas grandes peleas? En el horizonte cercano se podría esperar un combate con el cubano Erislandy Lara, supercampeón (rango que se da a un boxeador que ha hecho ocho defensas del título) del peso superwelter de la AMB. De todas maneras, el cubano tiene un combate previo ya pactado en abril ante el estadounidense Jarret Hurd.
Más allá de las posibles peleas a futuro, a Castaño le queda seguir creciendo. Las grandes bolsas (premios) están en los combates en Estados Unidos, pero para ello el bonaerense debe continuar con su fuerte preparación, entre otras cosas por la mayor exigencia de los aficionados estadounidenses. El propio Castaño lo tiene claro: «En EE.UU. te tomás un descanso de 5 segundos para respirar y ya te están abucheando». Por lo pronto, ya conisguió dos cosas importantes: confirmar sus condiciones y erigirse como el púgil argentino de mayor futuro. La calidad y la potencia las tiene, ahora resta demostrarlo ante nombres del más alto nivel para que el boxeo argentino siga escribiendo nuevas páginas de gloria.