12 de septiembre de 2021
El objetivo a partir del bronce en Tokio 2020, para Méndez, se divide en la creación de un centro de alto rendimiento y desarrollo exclusivo del vóley y en profundizar el plan de captación de jugadores. Pero advierte: «Hay que moverse rápido, no se tiene que perder el efecto de la medalla. Si lo perdemos, estamos muerto». La selección argentina salió tercera en el Mundial organizado en el país en 1982 y ganó el bronce olímpico en Seúl 1988, contextos y antecedentes del logro reciente en Tokio. «Todavía no veo que se ponga a trabajar al vóley, no veo ese movimiento –dice Méndez–. Hay que captar jugadores con aptitudes físicas, fomentar el vóley en las escuelas, captar sponsors. Tiene que haber una política deportiva que aún no fue armada por la Federación, que tiene que ser ayudada por la Secretaría de Deportes y por el ENARD. Ahora es una situación diferente en cuanto a lo económico, pero hay que tratar de crear un lugar propio que quede para los jóvenes, con canchas, donde puedan dormir, invitar a equipos, donde entres y te sientas identificado». En 2022, la selección argentina jugará la Liga de Naciones y el Mundial de Rusia. Y los Juegos Olímpicos de París 2024 están a la vuelta de la esquina. «Está bueno que tengamos sueños, pero hay que trabajar los sueños –cierra Méndez–. Soñar es lindísimo y hay que soñar en diferentes aspectos. Pero si quiero una familia unida, tengo que demostrar unión. Después se llega o no, pero lo importante es el camino recorrido, lo que hicimos todos los días para intentar llegar. Hay que tener sueños conscientes. Y yo todavía tengo sueños».