Deportes | FÚTBOL Y LIBROS

Pensar y contar a Menotti

Tiempo de lectura: ...
Ariel Scher

Ezequiel Fernández Moores se sumerge en la compleja figura del DT campeón del mundo, nutriéndose de múltiples testimonios de quienes lo conocieron de cerca. Pasión y periodismo en estado puro.

Leyenda. El «Flaco», arquitecto del Huracán de 1973 que cautivó al pueblo futbolero.

Foto: Getty Images

Cuatro tipos que son, a la vez, comunes y extraordinarios se sientan en la misma mesa en uno de los tantísimos rincones sin resonancias del Conurbano bonaerense. Ninguno de los cuatro lo sabe ahora y dos ya no tendrán posibilidad de saberlo jamás, pero construyen, con unos cuantos sonidos y con ciertos silencios, uno de los episodios más conmovedores de los que dio cuenta el periodismo sobre deportes en la Argentina. Los dos que están, los dos que no lo saben pero merecen saber algún día que protagonizan una cumbre humana, son Jorge Carrascosa, exjugador notable y ahora en rol de entrevistado, y Ezequiel Fernández Moores, siempre periodista notable y ahora entrevistador. Los dos que faltan pero igual habitan esa mesa porque sus ideas, sus memorias, sus interrogantes luminosos y sus respuestas debatibles gravitan inmensamente en el intercambio entre Fernández Moores y Carrascosa son José Ingenieros, heterodoxo intelectual italoargentino, y un devoto lector de Ingenieros: César Luis Menotti. La charla carga con una hondura sencilla y gigante, capaz de destartalar cualquier indiferencia. Carrascosa, que admiró y admira a su entrenador Menotti y que llegó a Ingenieros por influjo de Menotti, se enfoca en Fernández Moores, disipa versiones sobre su ausencia en el Mundial que ganó Menotti, se concentra en mucho más que Menotti y que el fútbol, y le dice: «El misterio es el hombre».

Fernández Moores reconstruye esa conversación entre las páginas 60 y 63 de Menotti. El primero, el libro en el que se desafió, como si lo interpelara la frase de Carrascosa antes de oír a Carrascosa, a pensar y a contar a Menotti como misterio, a Menotti como hombre. Y lo hizo. Lo hizo desandando verbo tras verbo con la misma belleza que ofrenda el relato de su encuentro con Carrascosa. Lo hizo operando con el más básico y no más usado procedimiento que convierte al periodismo en oficio de deslumbramientos: preguntó, escuchó, volvió a preguntar, volvió a escuchar, se asombró por lo que escuchó, se estremeció por lo que escuchó, meditó a partir de lo que escuchó, dudó a causa de lo que escuchó, volvió a preguntar, volvió a escuchar, escribió, leyó, reescribió, releyó, alumbró. Cada lector de Fernández Moores apuntará que no hay allí novedad: desde que se metió en el periodismo en 1978 (justo en 1978, otra sincronía para ir por Menotti), se comportó de esa manera.

«El primero» conforma una síntesis certera. Porque, bajo la guía de Menotti, Argentina consiguió, en 1978, lo que nunca hasta ahí: ser campeón del mundo. Y porque, como abrevia la bajada que completa la tapa, fue el «técnico que refundó la selección», aunque también podría afirmarse que casi (o sin casi) refundó al fútbol de un país al que a veces parece quedarle solo el fútbol. Pero Menotti es Menotti: el primero y mucho más que el primero. Que es lo que reconocen los alrededor de noventa testimoniantes directos que nuclea esta obra. Y que es lo que percibió cada persona que, en la intimidad o a la distancia, citado o no en las hojas de Fernández Moores, registró a Menotti: ese decir, ese peso en las orejas de los próximos y de los lejanos, esa conceptualización del más famoso de los juegos, esa capacidad de transformar, esa rotundidad tan brillante como arbitraria como discutible como bella como no tan bella, esas peleas tan sustanciales o tan innecesarias, esa calidad para interpretar al fútbol –se coincida mucho, poco o nada con la interpretación– en el marco de un universo que ni de casualidad concluye en la cancha. Un individuo que hubiera justificado un libro como este incluso si no hubiera sido el primero, si no hubiera vencido arriba del césped más célebre.

De puño y letra. Una obra que pone de relieve las coherencias y contradicciones del entrenador que transformó al fútbol argentino.

El tono justo
La periodista María Seoane, quien biografió al revolucionario Mario Roberto Santucho y (junto con Vicente Muleiro) al genocida Jorge Videla, evaluaba que el secreto de trabajos así reside en encontrar el tono. Fernández Moores lo encuentra. Más que encuentra: lo elabora, lo decide, lo ejecuta. Educado en la escuela exacta, aséptica y de párrafos lungos de las agencias de noticias, acá avanza con lo que se tornó el estilo de sus grandes notas en las décadas últimas: se mantiene exacto, pero en frases cortas, persiste en la práctica de entregar no menos de un dato por línea hasta asombrar por la cantidad de datos, se concede el recurso de adjetivar aunque logra que cada adjetivo también represente un dato, aborda circunstancias antiguas expuestas en presente para aprovechar la tensión inempatable que concede narrar en presente. En 2006, Matías Manna, miembro actual del cuerpo técnico de la selección argentina, y Pep Guardiola, charlaron en Buenos Aires, en un viaje durante el que el catalán se juntó, claro, con Menotti. Los dos son mencionados en este libro, pero, en aquella ocasión, Manna le obsequió a su interlocutor otro libro: Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. Unos meses más tarde, Guardiola le hincó los ojos y resumió su impacto: «Te agarra y no te suelta más». Tal cual ocurre con el Menotti de Fernández Moores: te agarra y no te suelta más.

Y eso que se trata de un volumen nada dogmático, nada pontificador, cuidadoso con quienes adhieren o quienes rechazan la figura de ese director técnico flaco y sin igual, pero sin hundirse en la tentación de simplificar nada. Mucha labor para esta aventura investigativa y mucha existencia en el periodismo le enseñaron a Fernández Moores que cada vida es una colección de complejidades y que eso suele potenciarse en las vidas muy públicas. De modo que, respaldado en ese arte consecuente de preguntar, escuchar, volver a preguntar y así, plasma al Menotti de coherencias anchas y de contradicciones estridentes, en un recorrido en el que ingresan desde la capacidad de ese DT para reivindicar la dignidad del fútbol como propiedad de los pueblos hasta los claroscuros inagotables del mundial que su equipo obtuvo en la edad de la dictadura más salvaje. Fernández Moores respeta muchísimo y hasta posee una dimensión afectiva hacia Menotti, por lo que le realiza un homenaje difícil de superar: lo pone en cuestión, lo problematiza, no lo acata, no lo sigue con comodidad, no exhibe a su Menotti como el único Menotti posible (desde luego que se podrá converger y diferir con el libro y con fragmentos del libro), lo acepta como sobresaliente y medita (auxiliado por sus numerosas fuentes) sobre los montones de pliegues de esa condición sobresaliente. Eso es valorar a alguien. Ser crítico constituye una lección de periodismo que excede al periodismo.

Clásico e impresionante: Menotti. Clásico e impresionante: el libro de Fernández Moores. Es así, Carrascosa, así de clásico e impresionante como Menotti y como el libro de Fernández Moores: el misterio es el hombre.

Estás leyendo:

Deportes FÚTBOL Y LIBROS

Pensar y contar a Menotti