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Prócer de Mataderos

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Ganador de cuatro ascensos y con más de 400 partidos, el número diez agiganta su leyenda en Nueva Chicago al mantenerse vigente a sus 43 años. Su estatua, inaugurada en el estadio, expresa el reconocimiento a una figura que trasciende camisetas.


Torito. Gómez imita el festejo de gol patentado en la obra, fruto de un esfuerzo colectivo. (Jose Brusco)

Más allá de su crónica desorganización, el fútbol argentino conserva partes de su rica esencia en su semillero, cuna de grandes cracks que dejan huellas. Especialmente por el vínculo que se genera, en muchos casos, entre los jugadores y los hinchas. En ese sentido, abundan historias de futbolistas identificados con sus clubes durante toda su carrera, incluso reconocidos por simpatizantes de otras instituciones.
Entre estos últimos, sobresale hoy el nombre de Christián Gomito Gómez, talentoso volante de Nueva Chicago, quien se muestra vigente a los 43 años. Hincha desde niño, jugador del club desde las infantiles, Gomito hoy es un prócer del Torito de Mataderos. Alcanza con repasar sus números luego de su debut con la camiseta verde y negra a los 17 años; cuatro ascensos –dos de ellos a Primera División– más de 400 partidos disputados (es el futbolista con mayor cantidad de presencias en la historia del club) y una cantidad de goles anotados que ya superó la barrera de los 100.
A ello se suman otros logros durante dos períodos fuera del equipo de sus amores. Por caso, fue campeón con Independiente en 2002 y tuvo un paso muy exitoso por la MLS, la liga estadounidense, donde jugó siete años, obtuvo dos títulos y hasta fue nombrado como el mejor jugador de la temporada 2006. Claro que en su mente siempre aparecía Chicago, motivo por el cual regresó por tercera vez al barrio de origen en 2011. No le faltaba razón en su deseo de volver: con su experiencia, hoy es el principal referente del equipo dirigido por Facundo Argüello en la Primera B Nacional

Garra y corazón
«Siempre soñaba con regresar. Tenía 36 años y no quería volver con el bastón», sostuvo, entre risas, en una entrevista reciente. Por aquel entonces, Chicago disputaba el torneo de la Primera B Metropolitana, tercera categoría del fútbol argentino. Su objetivo: ascenderlo a la B Nacional y luego retirarse. Sin embargo, no solo cumplió con la primera meta, sino que también consiguió llevar su club a Primera División a fines de 2014, como ya lo había hecho en 2001.
Al margen de sus triunfos y números, existe otro factor que explica el masivo reconocimiento hacia el jugador. Gomito representa la esencia Nueva Chicago y también la del fútbol del Ascenso, debido a sus destrezas para destacarse en canchas díficiles –muchas de ellas no siempre en buen estado– y sortear otros escollos. Por caso, y ya con 40 años, logró recuperarse de una severa lesión en sus ligamentos para seguir jugando en el Torito. «Va más allá de resultados futbolísticos. Traspasa generaciones. Yo “era” Gomito cuando era chico y hoy los pibes de Chicago siguen “siendo” Gomito cuando juegan a la pelota: representa el fútbol. Si te gustaron Bochini, Francescoli, Riquelme, no puede no gustarte Gomito», dice Cristian Rodríguez, socio de Chicago y uno de los principales impulsores de la estatua de Gomito recientemente inaugurada. El reconocimiento tiene una historia detrás. En abril de este año, en un partido ante Villa Dálmine, Gomito ingresó en la segunda parte mientras su equipo perdía 2-0, hizo dos goles y asistió en el tercero para que Chicago termine ganando 3-2. Ese día nació la idea de inmortalizarlo en bronce.
En diálogo con Acción, Rodríguez cuenta cómo se llevó adelante el proyecto de la estatua: «Empezó como una broma, pero terminamos siendo 19 personas las que colaboramos con la iniciativa. A Gomito le contamos de la idea y se emocionó. “Ustedes están locos”, nos dijo. Desde un principio se puso como objetivo inaugurarla el 7 de noviembre, el día del cumpleaños 43 de Gomito. Y así fue. Fueron siete meses de mucho esfuerzo. Colaboraron hinchas de otros clubes y glorias como Bochini, Chilavert y Pipi Romagnoli».
De cara al futuro, Gomito no da indicios de ponerle fin a su carrera. «Cuando pierda el fuego sagrado me retiraré», dijo en varias ocasiones. Por lo pronto, ya tiene un homenaje en vida que enorgullece a un barrio y también rinde tributo al fútbol de potrero. Ese lugar donde nacen pasiones resistentes.

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