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La bonaerense figura entre las esperanzas del circuito afirmada en su evolución como jugadora junior. Sus influencias y la partida a Estados Unidos con un doble objetivo: combinar estudios académicos con su formación en el tenis profesional.


Nueva York. Carlé exhibe potencia en un duelo de Grand Slam ante Taylor Johnson. (Getty)

A pleno sol se la observaba con una gorra roja en la que escondía el pelo atado con dos colitas. Sus brazos lucían demasiado finos para impactar tan fuerte la pelota con una raqueta que, empuñada por ella, parecía gigante. Tenía, en aquél entonces, 9 años. Las primeras imágenes de María Lourdes Carlé, la gran promesa del tenis femenino, se hallan en Youtube en una sección que se asemeja a un archivo personal. «Ojalá pueda estar en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires», dice con una sonrisa pícara, en otro video, ya con 14 años. Hoy, a los 18, el sueño olímpico de Lourdes está cerca de cumplirse.
Nacida en Daireaux, provincia de Buenos Aires, Carlé comenzó a jugar al tenis por influencia de su hermano mayor, Pedro. Consciente de que tenía porvenir en el deporte, contó con el apoyo familiar para trasladarse a Tandil donde funciona la escuela de Marcelo Gómez y Mario Bravo, dos reconocidos formadores de juveniles. Con esos consejeros, sus buenos resultados le permitieron situarse entre las 10 mejores jugadoras de la categoría junior. Un objetivo cumplido. En su ruta ascendente obtuvo triunfos de alto impacto como coronarse campeona Sub 16 en el tradicional certamen de Orange Bowl, en 2015, y conquistar otros torneos de relieve del circuito femenino: el de San Lorenzo (Argentina), en 2017, y el de São José Dos Campos (Brasil), en marzo de este año. A ello se añade que estuvo presente en la mayoría de los cuadros principales de los Grand Slam desde 2016.
Actualmente, mientras disputa su última temporada como junior, la bonaerense tomó una decisión fuerte al aceptar una propuesta para estudiar en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, la carrera de márketing. Allí también continuará su desarrollo deportivo con el propósito de saltar al profesionalismo con mejores herramientas. «Lo tomo como una transición, Georgia es muy grande, el nivel tenístico es muy alto y me va a ayudar entrenarme con chicas de esa categoría todos los días. Mi prioridad sigue siendo el tenis, quiero jugar torneos profesionales. Pero mientras tanto viviré una experiencia nueva, que me va a ayudar a madurar. Voy a estar jugando, entrenando y estudiando», sostuvo Carlé al anunciar su nuevo destino.

Rumbos y desafíos
Las expectativas de la jugadora tienen fundamento. Sin ir más lejos, el tenis universitario estadounidense está en crecimiento dado que cada vez son más los jóvenes que eligen combinar con estudios su paso al profesionalismo. En ese plano, el número de jugadores de Sudamérica que viajan a Estados Unidos aumentó a causa de que hay menor cantidad de torneos en la región. «Lourdes es de los nombres más importantes del tenis argentino y continental. Creo que es una decisión positiva priorizar su formación tenística, además de incorporar conocimientos académicos. Allí, además, podrá desarrollar y potenciar el aspecto físico, clave hoy en el tenis de mujeres», comenta a Acción el periodista Marcos Zugasti, quien sigue la carrera de Carlé desde sus inicios, y menciona otros beneficios de perfeccionarse en el exterior. «Tenísticamente, Lourdes tiene un potencial importante: muestra fortaleza en sus golpes, soltura y rapidez de movimientos. Es una chica que juega bien en cualquier tipo de cancha. Reúne casi todas las condiciones para instalarse en el circuito WTA. Hay que tener en cuenta que la inserción en ese nivel para una chica argentina es muy difícil en caso de no tener recursos. Veo acertado que haya elegido irse a una de las ligas estadounidenses».
Claro que no le será fácil el camino hacia el alto nivel. Alcanza con mencionar un dato que revela la crisis del circuito femenino: ninguna representante argentina figura entre las primeras 150 del ranking mundial. Una situación que no es nueva teniendo en cuenta que grandes proyectos como Paula Ormaechea, entre otras, todavía buscan afianzarse.Luego de quedar eliminada en Wimbledon en tercera ronda, Carlé por fin pudo conocer a Gabriela Sabatini, la mejor jugadora albiceleste de la disciplina, a quien admira. Con ella como inspiración, la bonaerense se prepara para exigentes compromisos como los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, por citar algunos. Desafíos que confirman lo que ya insinuaba Lourdes en su infancia: llegar un día a ser la gran esperanza del tenis femenino.

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