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Punto de quiebre

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La Federación Internacional dio luz verde para implementar fuertes cambios en 2019. Inspirado en el mundial de fútbol, el torneo dejará de ser anual y lo disputarán 18 equipos en una sede única. Claves de una iniciativa que modifica el mapa tenístico.


Codiciada. La  Ensaladera de Plata, símbolo del certamen nacido en el año 1900. (Mabromata/AFP/Dachary)

En 2019 se avecina otra era en el tenis mundial. O, por lo menos, en lo que se refiere a la competición más importante por países en equipos de varones, la Copa Davis, esa que Argentina pudo ganar recién en 2016, antes de que cambie de formato después de 119 años de historia. El trofeo seguirá llamándose Copa Davis, pero el torneo ya no será más anual y pasará a llamarse Copa Mundial, una competición de una semana en noviembre, en sede única, y en la que participarán 18 naciones. «Este es un punto de inflexión para nuestro deporte –dijo el estadounidense David Haggerty, presidente de la Federación Internacional de Tenis (ITF)–. Hemos apoyado un plan firme y ambicioso para el futuro de la Copa Davis, pieza clave de nuestra estrategia hacia 2024. Nuestra visión es crear una gran final de temporada que sea un festival de tenis y entretenimiento, con los mejores jugadores del mundo». Creada en 1900, el cambio de rumbo responde, con la ausencia de las figuras, a la pérdida de jerarquía del torneo en el calendario durante los últimos años.
Aunque aún resta la aprobación final en agosto en la asamblea general de la ITF en Florida, Estados Unidos, la Copa Davis dejará atrás los cuatro fines de semana repartidos en febrero, julio, septiembre y noviembre, y constará de una fase de grupos, seguida de una etapa de eliminación directa de cuartos de final, semifinal y final, con cada serie a dos partidos individuales y un dobles, siempre al mejor de tres sets. Ciudades asiáticas y estadounidenses ya se interesaron para ser la primera sede de la renovada Copa Davis, que se jugará en superficie dura para que coincida con la Copa Masters de la ATP y que repartirá 20 millones de dólares en premios. Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray levantaron el pulgar. Roger Federer, el número uno del mundo, puso ciertos reparos: «Entiendo que algunos jugadores digan que es la muerte de la Copa Davis, porque ya no habrá partidos en casa con su público o visitas al extranjero para la mayoría de los países. En cualquier caso, la Copa Davis debe cambiar, aunque no sé si esta es una buena idea».

El factor Piqué
Detrás de la propuesta histórica de modificar el formato de juego de la Copa Davis hay un futbolista. Se trata del catalán Gerard Piqué, defensor de Barcelona y la selección española. Piqué es, además, fundador y presidente de la empresa Kosmos, que en asociación con la japonesa Rakuten, compañía de comercio electrónico liderada por Hiroshi Mikitani, planean una inversión en el tenis de 3.000 millones de dólares en 25 años. Con dinero en negocios relacionados con videojuegos, medios, inmobiliarios, alimenticios y de moda, Piqué decodificó la falta de estímulo monetario y de puntos en el ranking de los tenistas y se inspiró en los mundiales de fútbol, como el de Sudáfrica 2010, cuando fue campeón con España. Los críticos al proyecto de Piqué marcan que la inversión no está justificada con derechos de televisación y patrocinadores y que, después de la organización exitosa de Nadal y Federer de la Laver Cup, la ITF agachó la cabeza y aceptó los cambios antes de perder la hegemonía.
«Adiós a la magia de la Copa Davis. Adiós a los partidos a cinco sets. Adiós a las eliminatorias en casa. Adiós a los cambios de superficie. Adiós a la principal vía de ingresos de las federaciones –escribió, a modo de réquiem, el periodista español especializado en tenis Juan José Mateo en El País–. Los jugadores, felices. Las televisiones, mucho más. Nueva etapa muy interesante. El cambio busca acortar la duración de los partidos y que jueguen las estrellas, aunque no hay garantía de lo segundo». Cómo se implementará la elección de las sedes y la superficie, el bonus por presencia y los ingresos de las federaciones nacionales que dejarán de financiarse con las eliminatorias son algunos de los interrogantes que se abren en el futuro de la Copa Davis. Lo concreto, parecer ser, es que el tenis entró en una nueva etapa y que difícilmente retroceda sobre sus pasos. Hay luz verde para la transformación.