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Roger vence al tiempo

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Actual número cuatro del mundo, Federer consiguó otro logro al transformarse en el jugador de mayor permanencia entre los 100 primeros del ranking y apuesta a dar batalla en su vuelta a Roland Garros. Secretos y desafíos de una leyenda viva del deporte.

Miami. Con contundencia, el suizo superó a John Isner y conquistó el título 101 de su carrera. (Al Bello/Gina/AFP/Dachary)

A los 37 años, Roger Federer acumuló un nuevo récord sin jugar. Uno más que agiganta su leyenda. Se convirtió en el jugador con más semanas ubicado entre los 100 mejores de la ATP: lleva 1.020, una más que Andre Agassi, otra celebridad del tenis. Claro que el suizo exhibe méritos superiores porque de todo ese registro, 1.018 semanas las pasó en ese grupo de élite de manera ininterrumpida, desde septiembre de 1999, cuando comenzó a desandar una carrera que lo colocó en el pico de la historia del tenis. Y esto todavía no terminó. Federer ya está enfocado ante la llegada de Roland Garros, que comenzará el 26 de mayo.
Ganador de 20 Grand Slam (GS), 30 veces finalista, 101 títulos (el último, un Masters 1000 en Miami), 310 semanas en la cima del ranking, 8 títulos en Wimbledón, 6 Abierto de Australia, 5 Abierto de Estados Unidos, 1 Roland Garros, la pregunta se torna inevitable: ¿qué motiva a un deportista que parece haberlo conseguido todo? Una respuesta posible la dio Federer en abril, cuando contó que tuvo que encontrar una nueva inspiración para jugar contra los tenistas más jóvenes. «Luché desde el principio para conseguir una motivación al 100% contra los muchachos más jóvenes. Aunque quieras mostrar lo que podés hacer contra ellos, fue difícil para mí y hoy me encanta probarme día tras día con ellos», contó el suizo, hoy número 4 del mundo.
A la vez, esas nuevas generaciones (por caso Zverev, Thiem) lo obligaron a trabajar más duro en el entrenamiento. Sin cambiar demasiado, eso sí. Hay algunas claves para la vigencia de Federer. No hay una dieta especial, al menos nada distinto de lo que come desde hace tiempo, que además tampoco se acerca a las reglas más estrictas de la nutrición de un deportista. El año pasado, Federer reveló que su desayuno favorito son waffles caseros con mermelada, esté de vacaciones o por jugar una final de Grand Slam. Lo que para cualquier humano sería un exceso, para Federer es la cantidad de hidratos de carbono necesaria para salir a la cancha.

Revancha parisina
Más que las comidas, a su edad, lo que mejor debe administrar Federer es el descanso. El tiempo máximo que estuvo afuera de las canchas fue entre 7 y 9 semanas. La idea para estos últimos años en el circuito es mantener la competencia, no frenar, o frenar lo menos posible, siempre que el cuerpo lo permita. Debido a esa estrategia, el suizo jugará sobre polvo de ladrillo e irá por Roland Garros, la superficie y el torneo que más le costó siempre. También, como parte de la gestión del descanso, de acortar los tiempos sin actividad, volverá al torneo francés después de 4 años, ya que la última vez allí fue en 2015. Eso implica volver a pisar el polvo de ladrillo, algo que no hace desde 2016. La idea, en principio, es estar en el ATP Madrid, antesala del GS de París.
Federer, que pronto cumplirá 38 años, aspira a cuidar su cuerpo con el objetivo de jugar pisando los 40. Pero tampoco es que pretende forzarlo, quiere disfrutar y disfrutar es ser competitivo. Un horizonte posible, de cara al final de su carrera, pueden ser los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que terminarán el 9 de agosto, un día después de que Federer cumpla los 39. Y por supuesto que ya piensa qué hará una vez que defina su retiro, quizá algún trabajo cercano a los tenistas en edad de formación.
Mucho antes de eso, el suizo desembarcará en París para dar pelea. Novak Djokovic ya lo ubicó como un posible candidato a quedarse con el título. Es Federer, el número 4 del mundo, y nunca dejará de ser candidato, pero habrá que ver cómo se siente después de tanto tiempo en esa superficie. Lo cierto es que el escenario de Roland Garros lo tendrá a él en la cancha y a la extenista Mirka Vavrinec, su gran compañera y madre de sus cuatro hijos. Federer no decide nada sin consultarlo con ella. En esas observaciones, suele decir él, también está el secreto de su vigencia y de su futuro.

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