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A los 40 años, Emanuel Ginóbili cerrará su carrera en San Antonio Spurs con el objetivo de sumar su quinto título en la NBA. El reconocimiento de destacados referentes y su legado de juego. Proyecciones de un certamen revitalizado por la lluvia de dólares.

Protagonistas. El bahiense en un encuentro frente a Golden State, actual campeón. (Cortes/Gina/AFP/Dachary)

Supuestamente era el mejor jugador de Europa. Nadie en Estados Unidos tenía idea de lo bueno que era en verdad. Eso nos dijo Gregg Popovich cuando lo trajo a San Antonio. Tenía razón». Tim Duncan, leyenda del básquet y excompañero de Emanuel Ginóbili en los Spurs, definió así el impacto que el bahiense causó en la NBA. Con 40 años, Manu se prepara para una nueva temporada, la decimosexta y última función de un jugador que marcó una época.
Lejos quedó su debut en la Liga Nacional, allá por 1995. También lejos quedaron sus años en Italia, con título de Europa incluido. La medalla dorada en Atenas 2004 con la selección argentina también es parte del pasado, al igual que los cuatro anillos de la NBA obtenidos con San Antonio, la franquicia que lo cobija y de la que es parte desde 2002. Pero Ginóbili es mucho más que estadísticas y títulos. Una prueba: el último partido de la temporada pasada.
San Antonio, debilitado por las bajas de Kawhi Leonard y Tony Parker, sufría ante los poderosos Golden State Warriors, un equipo de superestrellas que domina la liga desde hace un par de temporadas. Ginóbili, con 39 años, se puso el equipo al hombro y logró elevar el nivel propio y de sus compañeros. No alcanzó. Los Spurs perdieron los cuatro encuentros de la serie y quedaron eliminados en la instancia final de la competencia.
Pero la nota llegó a dos minutos del final: Popovich decidió reemplazar a Manu para que sus hinchas, que creían que se iba a retirar, lo aplaudieran. Mientras la ovación sacudía el AT&T Center, en el campo de juego ocurría algo inusual: Stephen Curry, jugador de Golden State y una de las estrellas jóvenes de la liga, hizo una pausa antes de un tiro libre y señaló a Manu para que la gente lo vitoree. Kevin Durant, también jugador de los Warriors y el segundo mejor basquetbolista del mundo detrás de LeBron James, se puso a aplaudir. La ovación duró varios minutos, incluso mientras el juego seguía.
Legado y respeto. Eso es lo que dejará el bahiense en una NBA que se transformó al ritmo de su juego excéntrico. Ginóbili, con su creatividad y desparpajo para inventar tiros imposibles, cambió la liga. Incluso patentó una jugada: el «eurostep», que consiste en cambiar de dirección de una manera determinada cuando se ataca el aro y que hoy es un arma clave de todo  jugador joven.  

Detrás de un anillo
A pesar de sus logros, y ya con 40 años, Ginóbili encara una nueva campaña con el objetivo de siempre, salir campeón. Claro que será en el marco de una temporada con novedades y retos exigentes. El incremento sustancial en la venta de los derechos televisivos benefició a los jugadores, que por un acuerdo reciben el 51% de las ganancias de las franquicias. Este dinero extra se trasladó a los contratos de los basquetbolistas, que pasarán a cobrar cifras siderales. Por caso, Stephen Curry firmó por cinco años y 201 millones de dólares con Golden State Warriors. Pero si ese número causa escozor, qué decir del acuerdo entre Russell Westbrook, Jugador Más Valioso de la temporada pasada, y Oklahoma City: 235 millones por seis años.
En el medio de la lluvia de dólares, habrá una dura lucha por el título. Golden State, último campeón, mantuvo el equipo y parte como favorito, aunque deberá lidiar con importantes rivales en una temporada que se presenta muy atractiva. Por caso Cleveland Cavalliers, que tiene a LeBron James como gran estandarte, buscará tomarse revancha de la derrota en la final pasada. Por ese motivo el equipo logró incorporar a Dwyane Wade, Isaiah Thomas y Derrick Rose, tres jugadores de jerarquía. Otros que irán por el anillo son Oklahoma, que sumó a Carmelo Anthony y Paul George, dos estrellas para rodear a Westbrook, y Boston Celtics, que contrató a Kyrie Irving y Gordon Hayward, en su intento de recuperar el brillo de sus mejores épocas.
Por su parte, San Antonio, con casi el mismo plantel que en la temporada 2016/17, será un buen contendiente. Mantiene a su histórico entrenador, Popovich, y cuenta con jóvenes de gran proyección. A ellos, claro, se agrega la experiencia de Ginóbili, el jugador que busca agrandar una leyenda que ya tiene su lugar asegurado en el olimpo de la mejor liga del mundo.

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