14 de diciembre de 2016
(Ilustración: Pablo Blasberg)
Amigo lector, el texto que leerá a continuación tiene una trampa. Pero no es difícil de descubrir
Dado que la aparición del pobre en la historia coincide con la aparición del rico, sectores oficialistas afirman que en esta Argentina Potencia hay pobres únicamente porque hay ricos que marcan su nivel. Con lo cual se deduce que este es un país de pudientes en el cual los pobres y feos aparecen como un subproducto generado por la creación de ricos y lindos. En otras palabras, que la pobreza viene a ser una especie de residuo tóxico propio de países como el nuestro.
La diferencia con otros países es que aquí los pobres joden. En efecto, por ese afán desmedido de querer vivir en algo parecido a una casa, ocupan bodegas y frigoríficos que son lugares de producción, lo cual impide el avance de la economía.
Sin embargo el modelo neoliberal les ofrece soluciones. La alternativa del sistema para los que quieren vivienda es simplísima: «Ok, ¡cómprenla!» Y si algún maldito opositor pregunta «¿Con qué?», la respuesta del sistema es clara y precisa: «¡Con plata!» Aquí no hay cuestiones de raza, religión, credo político, color de la piel, nada. Solo guita.
Y si la cosa pasa porque, además de no tener casa, tampoco tienen plata, el sistema también les ofrece una respuesta. No me refiero a trabajo, porque trabajo no hay… y además la guita no se hace laburando; me refiero a soluciones rápidas y contundentes tales como el Prode, Loto, Quini 6, Loto Fantasía, Chacotrak, Quiniela, La Vaquita, Telekino, el Bingo, San Isidro, Palermo y La Plata.
Como ven, la modernidad periférica en que vivimos les brinda alternativas. Si usted es pobre, colabore con el sistema, sea bueno… y, por favor, no joda. Fin.
Ahora digamos cuál es la trampa. La trampa es que este no es un artículo redactado hoy, sino que se trata de uno escrito y publicado en Acción en el año 1993, hace 23 años, en pleno gobierno neoliberal de Menem. ¡Y hoy tiene vigencia como si lo hubiese pensado anoche! Obviamente esto es así porque el gobierno actual es una remake de gobiernos anteriores amigos del FMI, la deuda y los negocios. La diferencia entre Cavallo y Prat Gay es que este último, si quisiera, podría usar ruleros. Nada más.
Es evidente que esto que vivimos y sufrimos ahora, ya pasó, lo que me ahorra tener que escribir una nota nueva.
El problema, serio, es que todos sabemos finalmente cómo terminó la cosa. Pero, como se suele decir: el que avisa no traiciona.