Humor | POR RUDY

Sufriendo sufragio

Tiempo de lectura: ...
Rudy

Tarde primaveral. Cafecito. Tobías y Rebequita siempre iguales, siempre diferentes.
–Tobías de mi recórcholis estupefacta, decime una cosa, ¿vos votarías por mí?
–Ay, Rebequita, la más agraciada, la más renombrada de esta población, ¿para qué cargo te estarías postulando?
–¿A qué viene esa pregunta, Tobías el de los pies calzados?
–Porque si no sé a qué cargo te postulás, no sabría cómo sufragar en tu favor, amor de mis amores en tiempos de cólera.
–¡Siempre lo mismo, siempre inquiriendo, siempre interlocutando! ¿Por qué complicás algo qué es simple? ¿Por qué introducís en lo que podría ser una tierna historia de amor, el concepto electoralista? ¿Acaso querrías estar conmigo en el cuarto oscuro? ¿De eso se trata, de emergencias libidinales espontáneas?
–¡No sé de qué estás hablando, Rebequita!
–Ay, Tobías de mis andares cadenciosos, por lo menos podrías ser un poco original. ¡Nunca sabés de qué estoy hablando, y eso que estoy hablando con vos! ¡No quiero ni pensar qué pasaría si estuviera hablando con otra persona!
–Bueno, Rebequita, en ese caso yo no estaría allí.
–¿Me abandonás? Después de tantos lustros, tantos semestres, tantos milisegundos de incertidumbre amorosa, finalmente tomás la decisión de dejarme por otra que ni siquiera sé quién es. ¡Dime si ella te conoce la mitad, Tobías de mis escándalos!
–Pero, Rebequita, ella no existe.
–¡Peor tovía, Todabías!… Ay, ya me hiciste confundir. ¡Así que me dejás por una fantasma, una imaginaria, una visage, una imagen virtual, un avatar melancólico en este universo capitalista!
–¡Rebequita no elucubres!
–No elucubro, Tobías, no elucubro… ¡Cómo voy a elucubrir si ni siquiera sé lo que es eso!
–Elucubrar, Rebequita.
–Bueno, eso lo decís vos porque te hacés el inclusivo, pero ni siquiera sos capaz de votarme, de elegirme entre todos los candidatos.
–Pero si no sé quiénes son, ni a qué cargo se presentan.
–¿Y eso qué tiene que ver? ¿Vos te creés que la gente sabe lo que vota? ¿No viste que hay gente que vota a uno que le promete dólares que no hay, que les dice que si quieren vender el duodeno que lo vendan, que está bueno ahorrar en latas de atún, y que les va a sacar todo lo que tienen y lo que no tienen también, y muchos van y lo votan? ¿Y que hay otra que se disfraza de halcón, pero cada vez que quiere levantar vuelo se estrella contra el piso, y hay gente que la vota? ¡Y vos no sos capaz de votarme a miiiiiií!
–Bueno, está bien Rebequita, te voy a votar, ¡te presentes, o no te presentes!
–Ay Tobías, qué romántico podés ser a veces… Esto me dio hambre, ¡llamá al mozo y pedile un balotaje de jamón y queso!

Estás leyendo:

Humor POR RUDY

Sufriendo sufragio