Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Entre la marea humana y el Congreso

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Reclamo. Las manifestaciones del 23 de abril impactaron en el tablero político.

Foto: Getty Images

El Gobierno del presidente Javier Milei, luego de larguísimas negociaciones, logró finalmente que la oposición «amigable» le asegure el consenso necesario para que su proyecto de «Ley Bases» reducido sea votado positivamente. En principio, el oficialismo logró la aprobación en general en Diputados.
Para el Gobierno resulta imperioso salir adelante con una ley ya que han trascurrido cinco meses de gestión y no ha logrado en ese período que el Parlamento le apruebe ninguno de sus proyectos. Es más, lo que cosechó en este ámbito fueron dos potentes rechazos, uno en Diputados, en el tratamiento en particular del malogrado proyecto de ley entonces denominado «ómnibus» y el rechazo por amplia mayoría del Senado de la Nación al cuestionado DNU 70/23.
En ese contexto, resulta necesario ponderar dos cuestiones. Una de ellas es la continuidad de la coherencia y unidad del bloque de Unión por la Patria, que sostiene su determinante peso de 99 votos para el tratamiento de este proyecto. Por otro lado, la oposición dialoguista continúa mostrando fisuras ante el hecho de tener que conciliar las demandas del Gobierno apoyado por el establishment con sus ideas y concepciones históricas, algo que resulta particularmente conflictivo para el radicalismo. Una parte, dirigida por el diputado Rodrigo de Loredo, está fuertemente inclinada a facilitarle al Gobierno la aprobación de la ley. Pero hay un núcleo de legisladores y legisladoras radicales decididos a oponerse respetando sus convicciones y la identidad histórica del partido.
El proyecto en cuestión, si bien perdió buena parte de su articulado inicial en el proceso de negociación, continúa teniendo elementos peligrosos para el sistema democrático, ya que otorga facultades extraordinarias a un presidente impredecible y, además, comprende artículos que restringen derechos laborales, sociales, educativos, e inclusive podrían dañar aun más la perspectiva de nuestra ciencia y tecnología.

Sujeto de masas
Sin embargo, el elemento determinante de la coyuntura política y social del momento está dado por las grandes manifestaciones del pueblo que se vienen desplegando desde el muy temprano 24 de enero, pasando por las grandes movilizaciones del 8 y el 24 de marzo, que culminaron con la marea humana, transformada en sujeto político de masas, de cientos de miles de jóvenes y veteranos, estudiantes, docentes, científicos, maestras, profesores y trabajadores, en defensa de la educación y la universidad pública, el pasado 23 de abril.

Diputados. Sesión para considerar el proyecto de «Ley Bases» impulsado por el oficialismo.

Foto: NA

Una vez más, como en otros momentos de la historia de nuestro país, las grandes movilizaciones sociales y culturales se colocan en un punto central e insoslayable de los acontecimientos, que impactan ante las políticas del Ejecutivo en la vida parlamentaria y en el ánimo y la emocionalidad del conjunto de la sociedad.
La oposición se nutre y vivifica de esta activa presencia popular en calles y plazas, aunque tiene pendiente la resolución de la falta de una conducción política que coordine y nuclee todas estas expresiones.
En ese marco, vale destacar la reaparición pública de la expresidenta Cristina Fernández, que repone un discurso de fuerte volumen político y convoca a su militancia a dejar de lado nimiedades y presentarse ante la sociedad discutiendo los problemas concretos que la afectan, muy particularmente en esta coyuntura, el impacto que tendrán los supertarifazos de los servicios públicos en la vida cotidiana del conjunto de la sociedad. 

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