30 de noviembre de 2016
Sin que abunden debates mediáticos sobre la perpetuidad de líderes políticos en el poder, como sucede en América Latina, la alemana Angela Merkel oficializó que competirá por un cuarto mandato como canciller en las elecciones de 2017. La decisión de Merkel, quien se postulará por la Unión Demócrata Cristiana, fue recibida con entusiasmo por influyentes sectores de la política mundial. Le reconocen sus recetas de austeridad en la Unión Europea y erigirse como factor de estabilidad global frente a la crisis post Brexit, el triunfo de Donald Trump y el avance de los «populismos de derecha», incluso dentro de su país con el partido antirefugiados Alternativa para Alemania. Precisamente, la crisis migratoria genera críticas contra la alemana en virtud de su política de acogida a más de un millón de desplazados desde 2015. Merkel hoy encabeza las encuestas por delante del bloque de socialdemócratas, Izquierda y Verdes, en busca de otra reelección que, para muchos analistas, no habilita discusiones sobre la reclamada alternancia en las más altas esferas del poder.