20 de marzo de 2013
La huelga nacional contra la reforma laboral terminó con las pocas esperanzas que podía despertar el presidente François Hollande. La mayoría de las bases sindicales, nucleadas en la CGT comunista y en la autónoma Fuerza Obrera, rechazan la propuesta del presidente francés para abrir paso a la flexibilización con el argumento de generar más empleos: «Es extremadamente peligroso, regresivo y antisocial, (…) esto no es diálogo social» puntualizó el líder del Frente de Izquierda, Jean Luc Mélenchon. Los sindicatos movilizados advirtieron sobre el «desmantelamiento del código de trabajo» y criticaron a los oficialistas que apoyaron públicamente la precarización de la gestión.