28 de febrero de 2025
El pontífice está internado en Roma y aunque su estado de salud mejora día a día, el pronóstico sigue siendo reservado. Las especulaciones sobre su renuncia y los nombres que ya se barajan para sucederlo.

Rezo por vos. Cadenas de oración por la recuperación del papa en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.
Foto: Getty Images
«Cuando el papa está enfermo, soplan vientos de cónclave», dijo Francisco en 2021, haciendo gala de su habitual sentido del humor, después de superar su primera internación en el hospital Gemelli de Roma. La frase podría ser tranquilamente repetida ahora por el pontífice, que atraviesa ya su cuarto y más largo período bajo cuidados médicos desde que se mudó al Vaticano, allá por 2013. La incertidumbre que rodea a su estado de salud –especialmente por lo delicado de su cuadro clínico– abrió la puerta a una infinidad de rumores, avivó el fuego de furibundas internas dentro de la Santa Sede y puso en duda la continuidad del primer papa sudamericano al frente de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Francisco, de 88 años, ingresó al Gemelli el pasado 14 de febrero producto de una neumonía bilateral que complicó su ya deteriorado estado de salud. Desde entonces, y a través de comunicados difundidos religiosamente por el Vaticano, siempre intentó transmitir tranquilidad y optimismo a los millones de fieles que oran por él. Pero lo que prima por estas horas en Roma no es justamente tranquilidad, sino una sensación general de preocupación. El pronóstico del paciente es reservado, explicó el médico del papa, Sergio Alfieri, debido «a la complejidad del cuadro clínico» y a las complicaciones que se suman por la avanzada edad del exarzobispo de Buenos Aires.
En ese marco es que afloraron los primeros trascendidos acerca de una posible renuncia anticipada. Medios internacionales incluso informaron que la dimisión está sobre la mesa, ya firmada por el propio Jorge Bergoglio y lista para presentar en caso de que su situación de salud se agrave. Por si fuera poco, el cardenal italiano Gianfranco Ravasi, un hombre que conoce muy bien los pasillos del Vaticano, hizo todo lo posible para avivar los «vientos de cónclave». Consultado por la prensa sobre si veía alguna posibilidad de renuncia en el corto plazo, señaló que Francisco «puede hacerlo» porque se trata de una persona «bastante decidida en sus acciones».
Es cierto que en 2013, apenas asumió la jefatura de la Iglesia, Bergoglio dijo que ante un eventual «impedimento por cuestiones médicas» no dudaría en dejar el cargo. Su referencia más directa era Benedicto XVI, quien abandonó el Palacio del Vaticano de manera anticipada por motivos de salud ese mismo año. El alemán fue el primero en tomar esa decisión en casi seis siglos, emulando a Gregorio XII, el antecedente más «cercano», que presentó su renuncia en 1415.

En tareas. Francisco en la audiencia semanal en el Vaticano, dos días antes de ser internado en hospital Gemelli de Roma.
Foto: Getty Images
Listados y rezos
Está claro, sin embargo, que no se trata de un procedimiento habitual dentro de la Iglesia. Francisco incluso recordó alguna vez que la dimisión del sumo pontífice «no debería convertirse, por así decirlo, en una moda, en algo normal», ya que «el ministerio del papa es “ad vitam”», es decir, de por vida. «¡De verdad que no sé de dónde han sacado que voy a presentar mi renuncia! No se me ha pasado por la cabeza», dijo también después de su primera internación en Gemelli.
Para reafirmar esa idea, el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, consideró hace unos días que todos los rumores publicados en los medios y las redes son «inútiles especulaciones» impulsadas por sectores de la oposición a Francisco. Como se sabe, la Iglesia es un ámbito de rabiosas rencillas políticas, y por eso no sorprende que ya se haya hecho pública una extensa lista no oficial de posibles sucesores.
La danza de nombres incluye algunos prelados progresistas –con las limitaciones que impone al progresismo una institución como la Iglesia Católica– y otros decididamente conservadores. Dentro del primer grupo, más cercano a las ideas de Francisco, asoma un asiático, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, con un discurso a favor de la inclusión, el cuidado del medio ambiente y la justicia social. También aparece un africano, el ghanés Peter Turkson, simpatizante de las iniciativas de apertura y renovación que viene impulsando el papa argentino.
Al listado se suman dos italianos: Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, a quien se conoce como «un cura de la calle» por su defensa de los derechos de los migrantes y de los sectores más vulnerables; y el propio Parolin, un hombre de confianza de Francisco –es su número dos desde el comienzo del papado–, quien se pronunció en varias oportunidades por la democratización de la Iglesia e incluso se mostró abierto a discutir la vigencia del celibato.
Por el lado de los conservadores destaca la figura del estadounidense Raymond Leo Burke, uno de los más férreos opositores a Francisco. Al igual que la mayoría de los obispos de ese país, siempre se mostró crítico de la cercanía del pontífice con los más pobres y del supuesto alejamiento de la Iglesia en relación a sus posiciones tradicionales sobre el divorcio, el uso de anticonceptivos, la homosexualidad y la identidad de género. El hombre, de 76 años, se hizo conocido cuando años atrás le dijo al entonces candidato presidencial John Kerry que no podría recibir la comunión porque en el pasado había expresado su apoyo al aborto. Un reaccionario de manual.
Con una mentalidad similar aparece el húngaro Peter Erdö, quien también se opone a que las personas divorciadas o casadas por segunda vez reciban la comunión. En relación a la crisis migratoria europea, se posicionó en varias ocasiones a favor del cierre de fronteras para impedir el ingreso de refugiados que escapan a la guerra, la pobreza extrema y diversas catástrofes ambientales. Evidentemente, ayudar al prójimo no está entre sus prioridades. Por el momento, sin embargo, todo son rumores. Solo el tiempo y la evolución del estado de salud de Francisco determinarán si la elección de un nuevo papa es un evento más próximo o más lejano en el calendario. Mientras tanto, desde Plaza Constitución hasta Piazza San Pietro, pasando por España, Colombia, México y hasta Irak, millones de personas rezan en todo el mundo por su pronta recuperación.