13 de junio de 2018
Roma. Conte y Mattarella, en la ceremonia de jura del nuevo gobierno, el 1º de junio. (AFP Photo/Italian Press Office)La formación del nuevo gobierno en Italia abre interrogantes por su perfil personalista y xenófobo. Desde las elecciones, se amplió la brecha entre los partidos tradicionales –llamados «el sistema»– y los que encabezan el «gobierno del cambio» –«el antisistema»–integrado por el Movimento Cinco Estrellas (m5s) y la Liga Norte (LN). En ese escenario, Giuseppe Conte fue designado como presidente del Gabinete para zanjar la pulseada entre Luigi Di Maio (m5s) y Matteo Salvini (LN), aspirantes al cargo. Los dos son ahora vicepremier y ocupan carteras clave, pero las tensiones persisten. La dificultad para formar gobierno se agudizó cuando Salvini, un euroescéptico, impulsó para Economía a un declarado antieuro, lo que obligó al presidente de la República, Sergio Mattarella, a vetar la primera lista de Conte. Pese al pedido de juicio político contra Mattarella, las posiciones se flexibilizaron, aunque el futuro asoma complejo. En tanto, el presidente sigue garantizando la Constitución y las instituciones.