15 de junio de 2016
La posición antirrusa de ciertos gobiernos del este europeo sigue extendiéndose hacia la historiografía. El gobierno ultranacionalista de Andrzej Duda, en Polonia, decidió quitar de calles y avenidas unos 1.300 nombres ligados con la era comunista. La medida más impactante es que el Instituto Nacional de la Memoria comenzó a destinar miles de euros para retirar 300 monumentos dedicados a la liberación por parte del Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial. La intención es confinarlos en un museo y ubicarlas en un sector dedicado a la «historia de la propaganda soviética» y el «totalitarismo». Desde Moscú advirtieron que se trata de una «violación a los acuerdos internacionales de tumbas y monumentos que conmemoran a las víctimas de aquel conflicto».