11 de diciembre de 2015
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se negó a extraditar a un dirigente de las FARC a los EE.UU. para favorecer el proceso de paz con el movimiento guerrillero, en un giro importante de su política. Una corte de Nueva York había solicitado la extradición de Juan Vicente Carvajal, a la que accedió Santos. Sin embargo, la profundización del proceso de paz que tiene a Enrique Santos, hermano del presidente, en La Habana, negociando con las FARC ha modificado la decisión del mandatario que ahora se niega a entregárselo a las autoridades de EE.UU. argumentando que fue condenado por delitos políticos como militante de la guerrilla.
Santos ha dicho que se firmará la paz a más tardar el 23 de marzo de 2016 y está acelerando el proceso con decisiones difíciles. Es así que el gobierno también les concedió el indulto a 30 guerrilleros de las FARC, como parte de los «gestos de construcción de confianza». Es un tema sensible dado que los enfrentamientos armados no cesaron, según alerta la Defensoría del Pueblo colombiana.
Las FARC le han propuesto al gobierno crear territorios especiales de paz donde tenían sus principales bases sociales para que se radiquen los guerrilleros desmovilizados, algo que hasta ahora el gobierno rechaza por considerar que no se puede dividir el país, ya que el Estado tiene que controlar todo el territorio nacional. El tema no es sencillo, hay poco más de 6 millones de desplazados en Colombia según un informe reciente publicado por Naciones Unidas. En él se señala que en 406 municipios existe el conflicto armado, donde vive más del 50% de la población.
Santos, durante la Conferencia por el Cambio Climático en París, afirmó que las guerrillas son protectoras de los cultivos ilícitos y esto explica buena parte de la deforestación de más de 5 millones de hectáreas de los bosques tropicales. Según dijo, la paz las convertirá en aliados para que los cultivos de coca y amapola se sustituyan por otros legales y sostenibles, para evitar la degradación ambiental. Sin dudas Santos está apostando muy fuerte, esta vez, a la paz.