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Hipótesis de guerra

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Néstor Restivo

La idea de una gran contienda internacional vuelve a cobrar fuerza. Ucrania, Oriente Medio, África y Taiwán, algunas de las zonas rojas de un conflicto cuyas piezas pueden reacomodarse y potenciarse en cualquier momento.

Sin tregua. Disparo de armamento pesado en la región de Yitomir. La guerra en Ucrania se inició en 2022 y continúa dos años y medio después.

Foto: NA

En el jueves santo de 2017, La Repubblica, el diario más importante de Italia, publicó una entrevista al Papa Francisco donde el jefe de la Iglesia Católica dijo «oggi (…) siamo alle prese con una terribile guerra mondiale a pezzi», o sea, una terrible guerra mundial en pedazos. Y agregó (pasamos al español): «Detengamos a los señores de la guerra, su violencia destruye al mundo». De hecho, ese fue el título elegido por el periódico de Roma.

Francisco, uno de los grandes líderes mundiales del siglo, repetiría su hipótesis otras veces. En junio de 2022, a poco de iniciada la guerra en Ucrania, abundó: «Hace unos años se me ocurrió decir que estábamos viviendo una Tercera Guerra Mundial en pedazos. Ahora, para mí, se ha declarado la Tercera Guerra Mundial. Debemos reflexionar. ¿Qué le está pasando a la humanidad que ya tuvo tres guerras mundiales en un siglo?».

Francisco siguió argumentando que un factor principal de estos conflictos son los «signori della guerra». La pregunta es, ¿quiénes los arman?

El presupuesto de la llamada Defensa (que es Ataque) de Estados Unidos supera el gasto conjunto de todos los países que le siguen en el ítem: China, India, Reino Unido, Rusia, Francia, Alemania, Arabia Saudita, Japón y Corea del Sur, según la fundación estadounidense Peter G. Peterson. La rueda gira y gira, porque más gasta uno, más gasta el otro para no quedar atrás. En exportación de armas también lidera EE.UU. con el 46% del total mundial; lo sigue Rusia con el 16% y luego Francia y Alemania. Difícilmente esa tendencia se modifique ante el próximo cambio de Gobierno. Aunque Donald Trump y su proyecto pueda ser menos afín a guerras externas como el belicismo del Partido Demócrata, el poder del complejo industrial-militar sigue pleno.

Hay otro dato significativo. Según el Instituto Watson de la Universidad de Brown, hay en el Capitolio de Washington 700 lobistas de fabricantes de armas, es decir, más que legisladores, que son 535. Cada año, los primeros le arrancan sumas millonarias a los segundos, no sin corruptela mediante, como se denunció y probó en algunos casos. Entre la invasión a Afganistán en 2001 y 2023, fueron 14 billones de dólares, unas 30 veces el valor de toda la economía argentina, por ejemplo. Los grandes contratistas que recibieron esos fondos autorizados por el Pentágono o Ministerio de Defensa son Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, Raytheon Tecnlogies y otros similares. Cada una de ellas emplea a más de 100.000 personas, por lo cual el tema afecta también, y mucho, el nivel de empleo del país. Sus accionistas son varios, pero bastante concentrados en finanzas. El fondo Black Rock, por supuesto, ocupa sillas en todos los directorios; otros dueños son Morgan Stanley, Bank of America, etcétera.

Segundo gobierno. Celebración de Trump con los resultados confirmados, este 6 de noviembre, en Palm Beach.

Foto: Getty Images

La guerra reina en el mundo, ni qué hablar antes de Hiroshima y Nagasaki, pero incluso después de la paz firmada en 1945, Vietnam, Corea, Oriente Medio y otros puntos del planeta tuvieron calamidades. Lo que cambia hoy es el contexto de reconfiguración. El declive evidente del occidente armado o Norte Global (los expaíses colonialistas e imperialistas) y el auge de quienes sufrieron sus tropelías y hoy conforman el Sur Global (con el BRICS+ como su vanguardia) producen un choque de placas tectónicas. En su caída y desespero, el primer grupo propicia el conflicto, en tanto el segundo, en parte por la confianza que le dan los recursos que posee, es la llave para que no vuele todo por los aires, aunque en un equilibrio tremendamente delicado porque no es un grupo homogéneo y porque, desde que la física nuclear pasó de la ciencia a lo bélico, se sabe que la humanidad toda corre peligro.

Hacia el punto neurálgico
Más allá de aspectos puntuales en cada conflicto, esa colisión entre dos grandes bloques es lo que hilvana las guerras en Ucrania (donde quizá el triunfo de Trump pueda empujar a una solución más cercana en el tiempo), en Oriente Medio (embrollo más antiguo, pero reactivado en este escenario) o en el centro de África, donde hay un sinnúmero de enfrentamientos armados, golpes de Estado y mutaciones del esquema de poder. 

La cuestión a mirar con mayor atención es cuando la disputa monetaria se agudice (asoma una lenta pero firme desdolarización) y las balas vayan cayendo cada vez más cerca del punto neurálgico, es decir, donde se mezclan las aguas del Índico y el Pacífico. En este último, late el reclamo de China por Taiwán, una línea roja que el Gobierno de Xi Jinping reclamó a EE.UU. no traspasar inmiscuyéndose, para así evitar una eventual tercera guerra mundial, ya no en pedazos, sino abierta y total.

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