13 de noviembre de 2013
La crisis de la deuda, el escándalo Snowden y la implementación del Obamacare parecen haber borrado la promesa de cerrar la prisión de Guantánamo. La base sigue activa y desarrollando prácticas contrarias a los derechos humanos. Las últimas noticias apuntan a las huelgas de hambre de los prisioneros: «Antes de forzarlos a comer les preguntamos qué aceite quieren» declararon los carceleros que alimentan a los reos con una sonda y por la fuerza. Las denuncias indican que el aumento de la violencia se produjo desde que el Ejército asumió la dirección de la base. En este contexto se conoció el caso del yemení Walida Mohamed ben Attash, torturado en una cárcel de la CIA en Polonia. Ben Atash, quien fue capturado en 2003, logró que se abra el acceso a los expedientes del Procurador de la Nación de Polonia, donde podrían encontrarse pistas sobre los lazos entre Varsovia y Washington durante la guerra contra el terror.