Opinión

Martín Becerra

Doctor en Ciencias de la información

80 años de política y negocios

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Más allá del papel. El periódico, nacido el 28 de agosto de 1945, se convirtió en un multimedios con gran influencia en la vida de los argentinos.

Foto: Enrique García Medina

Los 80 años de Clarín son el molde de la Argentina contemporánea. Testigo, narrador y arquitecto de la agenda pública del país, el diario Clarín logró consolidarse, desplegó su integración vertical con Papel Prensa en 1977, luego transmutó en grupo multimedios con la Agencia DyN, Radio Mitre, Canal 13 y Multicanal en los 80 y 90. El declive de los medios periodísticos en el siglo XXI precipitó su metamorfosis como conglomerado infocomunicacional líder tras engullirse a Cablevisión, Telecom y Telefónica.

El poder del grupo Clarín es un trauma enraizado en las tolderías de casi todos los partidos. Lo confirman los arrebatos de Raúl Alfonsín por la afinidad del matutino con los carapintadas, el armado tardío de un multimedios oficialista por Carlos Menem para contrarrestar las influyentes críticas del grupo en su segundo mandato,  el desafío de Néstor Kirchner cuando, terminada su presidencia, se peleó con Héctor Magnetto y lo subió al ring de la discusión política clamando  «¿Qué te pasa Clarín, estás nervioso?», respondido con los golpes pesados del «periodismo de guerra», y ahora Javier Milei, cuyo tuit fijado desde el 2 de marzo denuncia en mayúsculas «CLARÍN: LA GRAN ESTAFA ARGENTINA», al revelarse impotente de arbitrar en la compra de Telefónica, consumada por Telecom en febrero.

El sello de Clarín está grabado en normas legales trascendentes, algunas de las cuales fueron redactadas o editadas por sus abogados. Tres ejemplos entre decenas de casos: la Ley de Preservación de Bienes Culturales de 2003, que fue un socorro estatal que evitó la enajenación de grandes medios endeudados en dólares; las modificaciones quirúrgicas de la Ley de Reforma del Estado en 1989 para habilitar la expansión de Clarín al mundo audiovisual; los más recientes decretos con los que Mauricio Macri y Milei desguazaron los artículos de las leyes de Servicios de Comunicación Audiovisual y de Telecomunicaciones y TIC que moderaban la concentración de las comunicaciones. Múltiples fallos judiciales y medidas cautelares atestiguan, además, el nexo de Clarín con jueces a los que premia con excursiones a Miami y a Lago Escondido.


La trompeta en el centro
Los presidentes pasan, Clarín queda. Roberto Noble montó el diario el 28 de agosto de 1945 con la intención de usarlo de trampolín hacia la presidencia. Quien fue ministro de Gobierno de Manuel Fresco en la Provincia de Buenos Aires y, antes, diputado nacional, no logró su objetivo, pero entendió que marcar el ritmo de los gobernantes era un poder no menos sustantivo, y más duradero, que llegar al Poder Ejecutivo. Héctor Magnetto captó la lección del fundador y la perfeccionó desde que tomó las riendas de Clarín a fines de la década de 1970 hasta hoy. A él se le atribuye la frase –que Magnetto ha desmentido en una de las biografías edulcoradas que se hizo publicar– sobre la presidencia de la Nación como un puesto menor.

Noble y Magnetto concibieron a Clarín como un yacimiento cuya pragmática explotación concita tanta admiración como rencor y que, como subrayan sus críticos, careció de escrúpulos políticos y morales. Pero si Clarín se distingue en el panorama doméstico no es por eso, sino por su capacidad para imponer sus reglas en las coyunturas más convulsas, mientras que otras empresas de medios que también hicieron negocios con gestiones dictatoriales y constitucionales, no alcanzaron ni por asomo la centralidad del ahora octogenario grupo conducido por el octogenario Magnetto (81).

Héctor Magnetto. Actual CEO de Clarín, ingresó al diario a comienzos de la década del 70.

Foto: NA

Si la jefatura de Noble en Clarín abarcó la fundación del diario, el armado de una redacción moderna, la gestión de créditos y ayudas gubernamentales para apalancar su ascenso como medio masivo, Magnetto saneó las cuentas en rojo, lo dotó de insumos que lo catapultaron al liderazgo del mercado y orientó la metamorfosis del diario en grupo multimedios. La crisis de 2001 coincidió con la mudanza de sus mercados: los ingresos de los medios decrecieron y los de la conectividad a hogares aumentaron. Ello explica la importancia de la fusión de Multicanal con Cablevisión en 2007 y, más recientemente, su actual morfología como conglomerado infocomunicacional que incluye a los principales operadores de telecomunicaciones y conectividad fija y móvil. El periodismo quedó subordinado a facilitar negocios más rentables.


La ruta del dinero
La investigación de Martín Sivak publicada en el libro Clarín: el gran diario argentino, documenta la historia de los aportes previos a la creación del diario que la Embajada de Alemania (en manos nazis) hizo a Noble, así como su sinuosa relación con el primer peronismo y con los Gobiernos posteriores. Clarín era oficialista mientras el fervor popular sostenía a los gobernantes, después cruzaba la vereda y vivaba al sucesor. Así obtuvo cuotas y bajas arancelarias para la importación de papel y créditos blandos que retribuyeron sus apoyos editoriales. Algunos presidentes, como Arturo Frondizi, fueron más generosos que otros.

La acefalía que provocó la muerte de Noble en 1969, la polémica sobre su herencia y la posta que asumieron Rogelio Frigerio (abuelo del actual gobernador de Entre Ríos), Oscar Camilión y otros cuadros desarrollistas que rodearon a Ernestina Herrera, pareja de Noble, incluyó el arribo de Magnetto y sus amigos José Aranda y Lucio Pagliaro a la gestión administrativa de un diario que ya era masivo en ventas pero que tenía problemas económicos. También de ese lapso datan dos hitos que serían motivo de controversia por décadas: la adopción irregular de Marcela y Felipe por parte de Herrera y, en simultáneo, la violenta desposesión de Lidia Papaleo de sus acciones en Papel Prensa y su traspaso a Clarín, La Nación y La Razón y al Estado en 1977, bajo el control dictatorial de Jorge Videla.

La operación Papel Prensa marca una constante del proceso expansivo de Clarín en el último medio siglo, como describió en notas de opinión y en su libro Los cerrojos a la prensa Julio Ramos, fundador de Ámbito Financiero: negocios opacos con el Estado que le aseguran una posición privilegiada respecto de sus competidores, vedándoles a estos el acceso a un recurso crítico (vale para el papel como insumo de diarios o para la explotación exclusiva de la televisación del fútbol).

La ruta del dinero llevó al grupo Clarín a pegar el salto hacia la conectividad y las telecomunicaciones un segundo antes de que las audiencias comenzaran a desertar de los medios tradicionales y se volcaran a las redes digitales para organizar su dieta de entretenimientos e información. El talento al anticipar este cambio epocal fue aderezado con la contribución regulatoria de distintos Gobiernos que adaptaron leyes y políticas públicas a la medida de la voracidad de Clarín.

Acaparador de éxitos, Magnetto festeja el 80 aniversario del grupo como dueño de las dos telefónicas que originó Menem al privatizar Entel (Telecom y Telefónica) y lo remata con la prisión domiciliaria y la inhabilitación para ocupar cargos de Cristina Fernández, la única gobernante que, hasta ahora, osó cruzar la frontera de la retórica en su pelea con Clarín. Es imposible encontrar una demostración de fuerza parecida en todo el continente.

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