24 de junio de 2024
Diputados. Los proyectos del Ejecutivo vuelven a la Cámara para su tratamiento final.
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El elemento principal de la coyuntura de esta semana sigue siendo el Parlamento y el debate sobre los proyectos de Ley Bases y el paquete fiscal, en este caso, en la Cámara de Diputados.
Como es sabido el Senado ya se pronunció aprobando ambas iniciativas en general e introduciendo algunas modificaciones, pero también dejando de lado algunos artículos, lo cual está generando una nueva disputa en ciernes en la Cámara de origen.
No puede ponderarse la situación de estos trascendentes proyectos de ley sin señalar que fueron enviados por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional en el mes de enero de este año, es decir, han trascurrido seis meses desde entonces. La explicación de esa demora está dada por la inesperada –para el Gobierno– resistencia de la sociedad, que se expresó a lo largo de este tiempo en muy diversas, y en algunos casos masivas, manifestaciones públicas de protesta, de reclamo y de oposición tanto ante el DNU 70/23 como frente a estos proyectos de ley. Eso hizo que en primer lugar la Cámara de Diputados se tomara un largo tiempo hasta expedirse y enviar las iniciativas al Senado.
Todo indica que, tras las concesiones que el Gobierno otorgó para lograr el apoyo necesario en las votaciones, finalmente se aprobarían ambas propuestas en la Cámara de Diputados. Sin embargo, hay una disputa sobre los puntos que fueron modificados y rechazados en el Senado, fundamentalmente la reposición del Impuesto a las Ganancias a la cuarta categoría, al igual que las modificaciones al Impuesto a los Bienes Personales. El caso de la pretensión de la reforma previsional que eliminaba las moratorias que posibilitaban que se jubilen cientos de miles de personas, particularmente mujeres, resulta más claro, ya que lisa y llanamente fue bajado del proyecto de ley que llegó a la Cámara Alta.
Compromisos revisados
El Gobierno, a través de declaraciones públicas del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, anticipó que se propone negar los acuerdos que alcanzó con distintos bloques del Senado –muy particularmente con los de los espacios eufemísticamente denominados «amigables»–, en pos de volver al texto original aprobado en Diputados.
Esta conducta política, que en términos morales sería una verdadera inconducta, de sostenerse se transformaría en un arma de doble filo para el Gobierno, ya que hipotecaría un elemento que en cualquier Parlamento del mundo es determinante: la confianza en los compromisos que se negocian entre distintos bloques políticos.
Berlín. Milei con la delegación argentina en una breve reunión de trabajo con el canciller alemán Olaf Scholz y funcionarios de su Gobierno.
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El próximo jueves, en definitiva, se llevará a cabo en el recinto de Diputados el debate final de los proyectos Bases y paquete fiscal, donde volverán a emerger las conductas políticas y éticas, tanto del Gobierno como de los diversos bloques y de cada uno de los parlamentarios en particular.
En este contexto también se abriría un frente de conflicto en el plano de la Justicia, ya que importantes constitucionalistas cuestionan la visión gubernamental de que es posible volver a tratar puntos que fueron rechazados en el Senado, en este caso la Cámara de revisión.
La cruzada
Por otro lado, el presidente de la Nación, Javier Milei, continúa con sus viajes en pos de su sueño dorado: constituirse en el líder universal de la ultraderecha. Para intentar lograrlo, se propone legitimarse tanto en Israel, como en Estados Unidos y en Europa. Con este propósito realiza sus viajes negando su investidura presidencial, generando así una situación de desprestigio ante propios y extraños al recibir polémicas distinciones otorgadas por sectores marginales de la política y enfrentarse con mandatarios de países con los que Argentina mantiene importantes vínculos políticos y comerciales.
Javier Milei fue elegido para ejercer la presidencia de la Nación, no para realizar esta extraña cruzada que despliega por el mundo, subestimando la gestión en su propio país en el cual, si hay algo que crece, son los millones de pobres y de indigentes, o sea, adultos y niños que no logran acceder a su alimentación diaria.