Opinión

Carlos Heller

Dirigente cooperativista

Desafíos locales y globales

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Preocupante. Alimentos y bebidas aumentan por encima del índice promedio.

Foto: Kala Moreno Parra

Se conoció el índice de inflación del mes de septiembre, un número difícil de analizar porque decir que es un buen dato el 6,2% puede parecer complicado. Pero, en realidad, si se tiene en cuenta de dónde se viene es factible sostener que el dato forma parte de un proceso de políticas y medidas que se espera vayan conduciendo a una disminución gradual de los índices de inflación. Siempre es recomendable analizar la composición de estos índices, porque, por ejemplo, se ve que el rubro textil sigue estando a la cabeza. Prendas de vestir registró un 10,6%, por ejemplo. Y como un buen dato se puede señalar que el índice núcleo fue el 5,5% y el de Regulados 4,5%. Por otra parte, sigue siendo preocupante que el rubro Alimentos y bebidas esté por encima del índice general. Cuanto más bajo es el nivel de ingresos más impacto produce el segmento de alimentos, es un indicador muy vinculado a los sectores más vulnerables.
En resumen, no hay nada para festejar, pero es un buen dato el de septiembre, que además contraría las expectativas de los formadores de opinión que estaban dando números más altos, y marca algún nivel de resultado positivo de las políticas que se intenta llevar a la práctica desde el Gobierno, en un contexto internacional particularmente complejo. Porque esta inflación argentina se da en un contexto en el que los países centrales están teniendo niveles de inflación que obligan a remontarse a varias décadas atrás para encontrar datos parecidos, y que llevan a que esos países adopten políticas fuertemente restrictivas, como el aumento continuo de las tasas de interés, con el consecuente impacto en la actividad económica. Cuando se utilizan herramientas como la suba de las tasas de interés para frenar la inflación, eso termina afectando la actividad económica, llevando a procesos recesivos y perjudica a los sectores más vulnerables de la sociedad.
En ese contexto, lo que la Argentina planifica se ve afectado por lo que pasa en el mundo. En el Congreso Nacional estamos debatiendo un proyecto de presupuesto nacional sobre la base de ciertas proyecciones globales. Pero escuchamos a la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, diciendo esta semana, por cuarta vez en el año, que el organismo rebaja las expectativas de crecimiento de la economía mundial. Es muy difícil imaginarse que lo que sucede en la economía mundial sea indiferente para nosotros. Porque cuando queremos exportar más, necesitamos que otros países quieran comprar más, y si están en procesos recesivos puede ser que suceda lo contrario. Esto muestra la complejidad de la cuestión.
Lo que está claro es que recientemente la vicepresidenta Cristina Fernández habló de los márgenes de ganancias de las empresas de la alimentación. El ministro de Economía, Sergio Massa, también se refirió a ciertos sectores de la economía concentrada que tenían altos márgenes de rentabilidad e incluso el secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, señaló lo mismo, aunque luego aclaró que, a su juicio, no era producto de políticas deliberadas de esos sectores empresarios sino efectos de la macroeconomía desordenada.
Lo cierto es que hay coincidencia en que una de las cuestiones que incide en la alta inflación es el crecimiento de la rentabilidad de los grupos concentrados. Entonces, una de las maneras de atacar la alta inflación es limitando esa alta rentabilidad. Eso se puede lograr por vía de los acuerdos, que es lo que el Gobierno ha intentado hasta ahora, o por vías impositivas, planteando mayor progresividad tributaria sobre las ganancias cuando estas exceden determinado nivel. También hay que apuntar a lo que se ha llamado, entre otras denominaciones, la renta inesperada, es decir, cuando la crisis global lleva a un desfasaje de algunos precios y hace que determinadas empresas, por ese motivo y no por mayores inversiones ni por incorporación de tecnología ni por ampliación de los mercados, simplemente porque aumentaron los precios, se encuentra en una situación de renta extraordinaria. Creo que abordar estas cuestiones es un desafío que tenemos no solo en la Argentina, sino en el mundo entero, y forma parte de los debates de los tiempos que vendrán.

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