Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Fiesta para pocos

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Buenos amigos. Milei con parte de su gabinete y los dirigentes ruralistas en el palco del predio de Palermo.

Foto: Antonio Becerra

En los últimos días se generó una serie de acontecimientos que levantaron polvareda. Las más ruidosas fueron las declaraciones del designado embajador de Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas, que habló ante el Senado de su país y formuló declaraciones claramente injerencistas. Entre otros puntos, señaló que va a actuar sobre los gobernadores y sus corrupciones, entendiendo por corrupción las relaciones comerciales que algunas provincias mantienen con China a partir de tratados de mutuo interés.

También acometió contra la expresidenta Cristina Fernández, de quien dijo que estaba bajo arresto domiciliario por «favoritismos políticos» y reclamó que se la traslade a una cárcel común. «Me mantendré firme contra la influencia maligna de potencias adversarias en la región, ya sean actores maliciosos o regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela, Nicaragua, China, Irán y otros que buscan socavar los valores democráticos», expresó Lamelas. En definitiva, el diplomático se propone traer a la Argentina el conflicto estratégico que mantiene EE.UU. y el presidente Donald Trump con la República Popular China.

Las declaraciones en cuestión merecieron un llamativo pronunciamiento de la embajada china en Buenos Aires, ratificando su derecho a establecer relaciones comerciales y diplomáticas con todos los países del mundo.

En el plano político interno el conjunto de las fuerzas de la oposición rechazó tajantemente los dichos de este empresario devenido en diplomático ya que ponderaron que es un avasallamiento de la soberanía nacional y una intromisión injustificada, y reclamaron que el Gobierno argentino no le otorgue el placet para que asuma el cargo propuesto por el presidente Trump. Como contraste, el oficialismo y sus partidos aliados guardaron silencio.

En ese contexto, visitó el país la fotogénica secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kisti Noem, responsable en su país de organizar la expulsión de migrantes, particularmente de América Latina.

La funcionaria exige aplicar aquí una política similar a la de su país, recomendando sugestivamente el control de ciudadanos rusos, venezolanos y bolivianos, y aplicar una mirada especial en la zona de la triple frontera con Brasil y Paraguay.

En un país como el nuestro, con una historia y cultura marcada por la recepción fraternal de la inmigración europea y de nuestros países hermanos del continente, la actitud agresiva antiinmigratoria de la enviada del presidente Trump generó una ola de rechazo de sectores políticos, sociales y culturales.

Sintonía. Bullrich y Noem a caballo y de acuerdo en las medidas contra los inmigrantes.

Foto: @KristiNoem


Las vaquitas, ajenas
Otro evento de fuerte repercusión fue el tradicional acto de inauguración de la Exposición Rural en Palermo. Se había generado una gran expectativa ya que, desde la Mesa de Enlace, muy particularmente desde la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales Argentinas, se reclamaba la liquidación perentoria de las retenciones.

El presidente de la nación, Javier Milei, vitoreado desde las gradas, fue receptivo en parte del reclamo de esos sectores agroexportadores, concediéndoles moderadas rebajas de las retenciones, lo cual implica una pérdida de ingresos para el Estado nacional y su correspondiente transferencia hacia ese sector, de una suma estimada en 540 millones de dólares.

Obviamente surgieron fuertes críticas hacia esa decisión, ya que se contrasta el beneficio anunciado en la Rural con los vetos ratificados por el presidente. No se tiene la misma sensibilidad frente a sectores de la sociedad más humildes y con ingresos mucho más bajos y necesidades impostergables, como son los siete millones de jubilados, los presupuestos universitarios y científicos, y los asalariados estatales y privados.

Lo cierto es que, en definitiva, son pocos los invitados a la fiesta: el establishment empresario, integrado por los sectores financieros, que siguen ganando importantes utilidades vía carry trade, las grandes corporaciones locales de servicios, producción y agroexportadoras, el propio Fondo Monteario Internacional, y el amplio espectro de núcleos del poder económico, quienes cerraron filas alrededor del Gobierno, ya que acuerdan y sostienen la ideología del plan económico, más allá de que reclaman para una próxima fase, luego de las elecciones de octubre, las mentadas reformas estructurales (laboral, previsional y tributaria).

Se inicia en pocas semanas un tiempo electoral en el que la ciudadanía será interpelada por dos grandes polos: el de la principal fuerza de la oposición, que finalmente logró consensuar un proyecto de unidad bajo la denominación Fuerza Patria, y el oficialismo, que también unificó propuestas, aunque a costa de una clara subordinación del PRO a la hegemonía de La Libertad Avanza. El escenario está abierto.

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