Opinión

Alejandro Schachter

Economista

Hacia un desarrollo sostenible

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«Esencial para el futuro de la humanidad». Con estas palabras caracterizó el presidente Alberto Fernández en su intervención a la agenda planteada en la Cumbre de Líderes sobre el Clima en abril pasado, de la cual participaron 40 líderes globales. La misma fue convocada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo cual ubica a este país (responsable del 15% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono) en un rol activo con respecto a la sostenibilidad ambiental. En este evento se planteó, de forma unánime, la imperiosa necesidad de combatir el cambio climático mediante una fuerte reducción de las emisiones contaminantes y una transición más acelerada hacia las energías renovables. Esta problemática quiebra, o al menos complejiza, el histórico dilema entre desarrollo productivo y cuidado ambiental, buscando alcanzar un equilibrio virtuoso entre ambos. Esto supone un desafío para nuestro país, ya que además de la necesidad de mitigar el impacto ambiental de actividades como la minería, se presenta una gran oportunidad en materia de recursos renovables como la energía eólica o solar, donde Argentina tiene un enorme potencial. Además, este escenario otorga un rol preponderante a las políticas públicas en ciencia y tecnología, con el fin de promover el reemplazo de materiales contaminantes por procesos de producción cada vez más «limpios» y que permitan competir eficazmente a escala global. Los proyectos relacionados con electromovilidad o biotecnología son ejemplos de ello. Lo expuesto reafirma que el modelo de desarrollo para nuestro país debe contemplar prioritariamente la temática ambiental. La conformación de una matriz productiva sostenible es condición necesaria para armonizar el crecimiento económico con un mayor bienestar social, sin poner en riesgo a las próximas generaciones.

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