12 de agosto de 2024
Impacto del ajuste. Más de 4,5 millones de nuevos pobres en los primeros meses del gobierno libertario.
Foto: Jorge Aloy
En solo tres meses, los primeros de su gestión, el presidente Javier Milei «logró» fabricar 4,5 millones de nuevos pobres, un millón de los cuales no cubre su canasta alimentaria, o sea, sufre hambre. Este dato tan dramático es señalado por el INDEC en la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) y también por la Universidad Católica Argentina, que realiza una medición con su propia metodología.
El guarismo no contiene el período abril-julio, ni el actual mes de agosto, en el que se están aplicando nuevos tarifazos en el transporte de pasajeros, las coberturas de medicina prepaga y los servicios públicos, lo que revela que es de esperar peores registros en los meses subsiguientes.
Esta situación se debe enmarcar en la fuerte caída de la producción, notorias bajas del consumo, altas tasas de desempleo y una severa recesión. Inclusive, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial auguran para este año una caída del PBI del 3,5%, aclarando que sería el único país de América Latina con resultados tan negativos.
Se debe registrar también otro elemento determinante para el presente y para el futuro: la caída de la actividad industrial del 16,6% en el primer semestre del año, que va mutilando nuestro sistema productivo y reconvirtiendo al país hacia un modelo de reprimarización de la economía.
Así las cosas, Paolo Rocca, líder del empresariado argentino, se atajó señalando: «Fuimos demasiado optimistas al pensar que se podía hacer en el corto plazo», para luego puntualizar «tenemos muchas esperanzas en el nuevo presidente». Todo indica entonces que el gran empresariado sigue sosteniendo al actual Gobierno.
Medios y fines
Este severo cuadro social es relativizado permanentemente por los grandes medios de comunicación. El otro caso que desnuda esta conducta que niega la verdad en materia comunicacional es el de la visita de los seis legisladores de La Libertad Avanza a genocidas, torturadores, quienes robaron niños, practicaron desapariciones y dirigían campos clandestinos de tortura y muerte. La comunicación dominante relativiza este grave acontecimiento protagonizado por un grupo de diputados, al igual que el dramático contexto social y económico.
Juntos. Diputados de La Libertad Avanza con genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad en el penal de Ezeiza.
Foto: NA
El tratamiento amarillista de la desaparición del niño Loan, las elecciones en Venezuela y la denuncia por violencia de género contra el expresidente de la Nación, Alberto Fernández, ocupan la totalidad de la atención de los medios. Justamente, la cobertura predominante de la denuncia de Fabiola Yáñez por violencia de género parece no tener como verdadero propósito proteger a la víctima y que se imparta justicia en el marco del debido proceso. Todo indica que su verdadero objetivo es cuestionar las políticas –inspiradas en el feminismo– de protección a la mujer y complementariamente atacar las políticas de derechos humanos. Si así fuera, se trata de un aprovechamiento oportunista, por parte de estos medios y de sectores políticos conservadores, de una grave situación de violencia contra una mujer.
Reacciones
En ese contexto se evidencia la paradoja de que quienes se presentan como justicieros son quienes siempre se opusieron a la interrupción voluntaria del embrazo, la educación sexual integral, a la creación del Ministerio de la Mujer, e inclusive son los que ahora se proponen eliminar un logro notable de la sociedad democrática: la incorporación de la figura de femicidio, que votamos en Diputados el 14 de noviembre de 2012, sancionando la forma más extrema de la violencia contra la mujer con prisión perpetua.
Por otra parte, se manifiestan importantes reacciones sociales como la movilización de decenas de miles de personas el día de San Cayetano, reclamando fundamentalmente trabajo, los paros de la docencia universitaria frente al congelamiento de los salarios y diversos gremios toman medidas para defender sus ingresos. Emerge de este modo la realidad que algunos pretenden ocultar.