Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Las cartas sobre la mesa

Tiempo de lectura: ...

En pantalla. Milei y Bullrich, en nombre de Macri, escenificaron el acuerdo en los estudios de una señal de noticias.

Foto: Enrique García Medina

El triunfo de la fórmula Sergio Massa-Agustín Rossi, de Unión por la Patria (UxP), por una diferencia importante en la primera vuelta de las elecciones presidenciales se ha transformado en el hecho más determinante del escenario político con vistas al momento decisivo del 19 de noviembre.
El electorado derrotó a la variante de la derecha clásica representada por Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), aunque ella había incorporado elementos de odio y violencia de su circunstancial competidor, Javier Milei.
Así es que se generó una situación de crisis de la alianza de JxC que desnudó el accionar dual del expresidente Mauricio Macri, quien desde el inicio actuó a favor de su fuerza preferida, La Libertad Avanza (LLA).
Los acontecimientos demostraron que Macri llevó a la derrota primero al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y luego a Bullrich, para terminar abrazado a la variante de ultraderecha.
A partir de ahora, los socios Macri y Milei se proponen llevar a la práctica la estrategia que viene de un fracaso: derrotar al kirchnerismo. Lo cierto es que la crisis de JxC está en pleno proceso y se esperan eventuales reacciones de diversos sectores, particularmente del núcleo radical y sus bases, teniendo en cuenta que fueron agredidos abiertamente, tanto por Milei como por Macri, sus actuales dirigentes así como sus símbolos históricos, particularmente Raúl Alfonsín.

Negacionismo y confusiones
Luego del abrazo en un set de televisión entre Bullrich y Milei, perdonándose los gravísimos agravios en que habían incurrido, ahora se proponen transformar al candidato libertario en presidenciable. Es esta una suerte de misión imposible teniendo en cuenta el conjunto de erráticas declaraciones formuladas por Milei, su candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel, y otros referentes del espacio sobre los temas más diversos: privatización de jubilaciones y pensiones, dinamitar el Banco Central, eliminación de todo tipo de subsidios, arancelamiento de la educación pública, compra y venta libre de órganos humanos y entrega de los recursos naturales, incluyendo mares y ríos. Pero esto no es todo, Milei también afirmó que el cambio climático no existe, propuso la libre portación de armas y la eliminación de las leyes de protección al trabajo. Corona este conjunto de planteamientos el desprecio de nuestra democracia a partir de la reivindicación de la dictadura videlista y de la negación de los 30.000 desaparecidos. Queda claro entonces que Milei es Macri y que la propuesta se sustenta más allá de lo confuso en el modo de formular la línea ideológica esencial, que es la de un ultraneoliberalismo presentado con un lenguaje primitivo con el cual aspira a mostrarse como un antisistema que destruirá todo lo perimido de la «casta política» y sus fracasos económicos.
Todo indica que el poder económico concentrado privilegiará el apoyo a la fórmula Milei-Villarruel ya que sus tradicionales posturas antiperonistas y antipopulares son las que siempre terminan primando. Además de su temor a que un gobierno de signo popular comprometa su predominio en el manejo de la economía y pueda alterar sus elevados márgenes de ganancias.
Por su parte, UxP y sus candidatos afirman la unidad del conglomerado que los apoya y ahora se proponen ampliar su base de sustentación y de alianzas.
De lo que no cabe duda es que el escenario no está definido y que más allá de la crisis de identidad de la alternativa conservadora, una gran parte del resultado lo definirá la militancia en la medida que se comprometa masivamente por convencer a la ciudadanía acerca del sentido de su voto. A 40 años de una crucial elección, aquella que el 30 de octubre de 1983 marcó el inicio de la recuperación de las instituciones constitucionales, los argentinos y las argentinas nos jugamos una vez más los derechos conquistados y por conquistar en una elección. La democracia, su vigencia plena, requiere del compromiso militante cotidiano de los ciudadanos y las ciudadanas.

Estás leyendo:

Las cartas sobre la mesa

Dejar un comentario

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.