Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Las dos caras del ajuste

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Llao Llao. El presidente rodeado por representantes del poder económico concentrado.

Foto: NA

Los acontecimientos de los últimos días de la coyuntura política del país se presentan brumosos, lo cual resulta lógico teniendo en cuenta el crecimiento de las contradicciones al interior de cada una de las fuerzas políticas y, fundamentalmente, por el antagonismo creciente entre los núcleos de la oposición, tanto a nivel parlamentario como en las calles, y, por el otro lado, la alianza gobernante sustentada por la Libertad Avanza y el PRO. De allí que resulta necesario definir cuál es el rasgo principal del momento.
Lo más determinante es el fuerte crecimiento, tanto en términos cuantitativos como cualitativos, de los movimientos sociales, culturales y políticos de oposición al Gobierno. Si lo vemos como un sentido de proceso, más allá de que es un Gobierno que tiene solo 4 meses y medio, veremos que a los 45 días de la gestión Milei, el 24 de enero, hubo una movilización multitudinaria y un paro general de 12 horas. Luego se desplegaron muchísimas luchas, particularmente gremiales, para mantener la vigencia de las paritarias y en defensa de los salarios, amenazados por el plan de «ajuste doloroso» del Gobierno.
También hay conflictos crecientes con los movimientos sociales, que se encuentran ante la amenaza de la pérdida del propio alimento para las comunidades más perjudicadas por el ajuste, colocando a millones de pobres y hambrientos en una situación de desesperación.
En la fase actual asistimos a una crecida movilización el 8 de marzo por el Día de la Mujer, y a una de las más grandes manifestaciones el 24 de marzo, que como siempre levantó las banderas de «Memoria, Verdad y Justicia», saliendo al cruce de la ofensiva cultural proveniente del Gobierno y de núcleos de la ultraderecha que reivindican a la dictadura de Videla y Massera, y son negacionistas en una temática tan sensible como la de los desaparecidos.

En calles y plazas
Lo más coyuntural y trascendente es lo que se presenta a lo largo de las próximas semanas. En primer lugar, la convocatoria a la concentración del mundo de las universidades y de todo el sistema educativo en defensa de la educación pública, que está siendo abiertamente agredida por el presidente de la Nación y funcionarios del Gobierno. Seguramente será un hito en la historia del movimiento universitario y estudiantil, recogiendo la valiosa tradición en ese sentido, que viene desde la Ley 1.420, inspirada por Domingo Faustino Sarmiento, de los reformistas del 18, de la universidad gratuita del peronismo, de los obreros y estudiantes del Cordobazo y de los sectores democráticos y progresistas apaleados durante la Noche de los Bastones Largos.
Será trascendente también la recuperación de la histórica Plaza de Mayo por parte del movimiento obrero el próximo 1º de mayo, a partir de la convocatoria de las centrales sindicales que se espera sea multitudinaria, así como el paro general del 9 de mayo.
Si ponderamos esta sumatoria veremos que no puede más que interpretarse como un cambio determinante en la actual disputa política.

Los dueños del país
Cierto es que, como contraste, el establishment en pleno, reunido en el aristocrático hotel Llao Llao en San Carlos de Bariloche, como ya es tradición, convocó al presidente de la Nación, en este caso, para manifestarle su pleno apoyo.
Se planteó allí una paradoja, ya que Javier Milei viene expresando que estamos virtualmente ante una «economía hipersocialista» que podría traducirse según el lenguaje tradicional sobre el socialismo: que en nuestro país la propiedad de los medios de producción es de los sindicatos, de las organizaciones obreras y campesinas, de las cooperativas, del Estado y otros entes no privados.
Lo notable de la afirmación es que el presidente Milei la formula frente a quienes son los auténticos y verdaderos propietarios de los principales sectores de la economía argentina, casi todos ellos sentados frente a él en el Llao Llao. Esos grandes empresarios multimillonarios son la flor y nata del sistema capitalista local, líderes de los grandes oligopolios que ejercen el dominio de la producción de bienes y servicios, y son los principales responsables de la inflación y de la demarcación permanente de los precios. Esa conducta es inevitable, ya que su propósito esencial en la actividad económica es potenciar sus ganancias.
Milei, además, hizo mención a las implicancias de los movimientos del dólar. Curiosamente, también frente a un auditorio que es el principal motor de la salida y fuga de divisas a las guaridas fiscales asentadas en distintos lugares del planeta. No hay dudas de que no son los sectores medios y populares quienes vehiculizan la salida del país de la riqueza creada por los trabajadores, los profesionales, los científicos y los empresarios, especialmente los pequeños y medianos, cuyos frutos, finalmente, el país pierde por la conducta de esos señores, a la sazón exultantes por su actual momento de triunfo político.
Frente a esta exhibición del poder económico concentrado y los dirigentes políticos que ejecutan esas políticas, crece la expectativa de que el proceso de movilizaciones en marcha fortalezca la emergencia de los liderazgos necesarios para amalgamar a las fuerzas sociales y políticas con potencial para oponerse al avance de un proyecto de país que no tiene al bienestar colectivo entre sus prioridades.

24 de marzo. Una de las grandes movilizaciones de este año, en un proceso que muestra una creciente presencia popular en la calle.

Foto: Getty Images

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