31 de marzo de 2025

Hoy como ayer. El ministro Luis Caputo en un programa de TV. Vuelve a solicitar un crédito del FMI, como en 2018.
El tema recurrente para los argentinos de la dependencia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelve a presentarse con todo su dramatismo; consecuentemente, genera contradicciones políticas y disputas en las diversas esferas del poder.
El emergente de estos días ha sido nuevamente el ministro de Economía, Luis Caputo, quien con sus diversos mensajes emitidos «con voluntad de aclarar», no ha logrado otra cosa que oscurecer. A partir de lo cual se desnuda nuevamente el fracaso del plan económico y la necesidad imperiosa de volver a apelar al «salvataje» del FMI.
En el fondo, tras los gritos del presidente Javier Milei y los trabalenguas del ministro Caputo, lo que hay es una voluntad de subordinación absoluta a las exigencias de los burócratas del organismo financiero, quienes reclaman más ajuste ortodoxo aún, avanzar sobre las «verdaderas reformas»: tributaria, previsional y laboral y, como siempre, una perentoria devaluación.
Cierto es que el Gobierno sostiene el tipo de cambio artificialmente atrasado a partir de lo cual los grandes especuladores hacen su agosto mediante el carry trade. Sin embargo, esta variante artificiosa, que posibilita ir bajando la inflación y con ello impactar en la opinión pública, está mostrando signos de agotamiento. Inclusive se va dando aquello que viene advirtiendo la expresidenta Cristina Fernández acerca de que el problema de los problemas de la Argentina es «la restricción externa», es decir, como no existe un proyecto económico productivo que genere divisas auténticas, y dado que el vigente tiene establecida la apertura irrestricta de importaciones y facilitamiento del turismo al exterior, inevitablemente se genera una crisis de reservas.
El proceso es conocido. Ya ocurrió en las presidencias de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. En aquellas oportunidades, el mentor fue el ministro Domingo Cavallo. Ahora repiten Mauricio Macri y Milei, con común denominador del ministro Caputo. Macri decía que en caso de volver a gobernar haría «lo mismo, pero más rápido». Milei cumple esa premisa, lo hace más rápido, pero la crisis se precipita. Macri tardó dos años en endeudar el país por 45.000 millones de dólares, Milei lo hizo en poco más de un año. Lo mismo, pero más rápido.

Diputados. Sesión en la que se aprobó el DNU que habilita al Gobierno a endeudar el país.
Foto: NA
Polarización y fragmentación
Hay una cuestión de carácter político que resulta imprescindible señalar. El presidente, en su afán de relativizar la responsabilidad del Gobierno en esta crisis, acusa de golpistas a los diputados que rechazaron el DNU que lo habilita a tomar nueva deuda con el FMI, acusa de terroristas y golpistas a los jubilados y también de golpista y desestabilizadora a la expresidenta, Cristina Fernández. Es importante señalar que no se debe banalizar el verdadero sentido de los golpes de Estado y sus consecuencias para la democracia y la vida de argentinos y argentinas. No se debe jugar con estas cuestiones ni relativizar la esencia del golpe genocida que secuestró, asesinó, robó niños y montó campos de exterminio.
En suma, los núcleos de la derecha se unen en allanarse al nuevo crédito y las consecuentes condicionalidades del FMI, como se unieron expresamente en el aval a la represión a las marchas de jubilados. También lo hicieron en el Parlamento para blindar los vetos de leyes que beneficiaban a universitarios y jubilados.
En definitiva, el panorama político se va polarizando, entre una oposición todavía desunida, pero que encuentra espacios ante las consecuencias sociales de la política económica del Gobierno, lo cual no implica que no tenga que asumir el reto de encontrar un cauce para nuclearse y así poder ofrecer una alternativa a un amplio espacio político y cultural de la sociedad.
En ese contexto, las elecciones porteñas son demostrativas de una fragmentación de las propuestas de derecha, ya que aparecen confrontando el PRO, La Libertad Avanza, el espacio de Ramiro Marra, y el ex jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, quien difícilmente pueda mostrarse como expresión de otro paradigma ideológico y cultural que lo desligue de sus 25 años junto a Mauricio Macri. En tanto, la crisis social obligó a la conducción de la CGT a convocar a un paro y movilización la semana próxima. Un nuevo ingrediente que se suma al escenario político, que sigue abierto y bajo una creciente tensión.