17 de abril de 2013
Desde que Bergoglio fue elegido papa, no ha dejado de asombrarme el repentino fervor religioso que se adueñó de buena parte de los argentinos. Es cierto que nuestro país tiene una mayoría católica, pero tengo la sensación de que muchos han vuelto a pensar en términos religiosos sólo a partir de este hecho histórico. Detrás de esta repentina pasión percibo hasta una cierta banalización de la elección de Francisco, impulsada especialmente por los grandes medios de comunicación. Me recuerda un poco a aquel fervor por el tenis cuando Vilas era campeón, al fervor maradoniano (hoy messiano) y al de la Argentina boxística de Monzón. Todos sabían de fútbol, de boxeo, de tenis, y hoy todos saben de política vaticana, que el Papa tiene que hacer esto, que tiene que hacer lo otro… ¿Será que está en nuestra forma de ser entusiasmarnos siguiendo las «modas»?
