Opinión

Carlos Heller

Dirigente cooperativista

Promesas para el segundo semestre

Tiempo de lectura: ...

Derrumbe. La fuerte caída en los salarios se refleja en el consumo familiar.

Foto: Getty Images

El Gobierno nacional dio «pasos importantes en la dirección correcta», por lo cual «prevemos que la economía empezará a registrar crecimiento nuevamente en el segundo semestre de este año». Serían buenas noticias si el pronóstico, formulado esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI), fuera acertado. Y si ese imaginado repunte permitiera recuperar los ingresos que perdieron en estos últimos meses millones de argentinos y argentinas.

En realidad, el beneplácito expresado por Julie Kozack, la directora del Departamento de Comunicaciones del FMI, se basa en criterios, como mínimo, polémicos. La vocera del organismo destacó el logro del «primer superávit trimestral en 16 años», sin detallar las secuelas de los profundos tijeretazos en la obra pública, las transferencias de recursos a provincias, los sistemas previsional, de salud y educación, y hasta en comedores populares.

Kozack resaltó además el «rápido cambio» en las reservas internacionales, una mejora en el equilibrio del Banco Central y una «rápida reducción de la inflación». Afirmación, esta última, igualmente controvertida. Esa baja en el ritmo de suba de los precios para nada borra los fortísimos saltos registrados desde fines del año pasado en la casi totalidad de los productos y los servicios. Así, en el cuatrimestre diciembre-marzo la variación acumulada fue del 109%.
Por otra parte, una variable de la economía como es el dato de la inflación solo puede cobrar su efectiva dimensión si se lo contrasta, por ejemplo, con el derrumbe del consumo familiar. O bien, con la aguda recesión productiva, que por la pérdida de dinamismo del mercado interno padecen principalmente las pequeñas y medianas empresas.

Kozack. El FMI celebra el ajuste y advierte que «el camino de acá en adelante es difícil».

Foto: NA


Récords
Difícilmente se encuentren en otro punto del planeta, salvo en los afectados por catástrofes naturales, pandemias o conflictos bélicos, cifras como las que muestra el INDEC sobre la evolución descendente de los salarios. En su nivel general la caída alcanzó en marzo el 22,4% frente a doce meses atrás. Detrás de ese promedio se ve una baja de 14,5% en los ingresos del sector privado registrado; un retroceso del 27% para los empleados del sector público; y un desplome de casi 41% para el sector no registrado.

Lo cierto es que el «realineamiento de los precios relativos», como les gusta definir a economistas liberales, es mucho más traumático de lo que se pinta. Y más allá de que están a la vista las consecuencias sociales –el aumento de la desigualdad, la pobreza y la indigencia– las políticas libertarias están causando una grave distorsión en el funcionamiento de un sector clave, como es el de la industria.

En su conjunto, la actividad manufacturera utiliza en estos días poco más de la mitad (53,4%) de sus instalaciones y equipos. Un ejemplo emblemático de la parálisis que afecta al rubro fabril es el de las terminales automotrices, donde el uso de su capacidad productiva se ubicó en marzo 22 puntos por debajo de un año atrás: bajó del 72,5% al 50,8%.

El FMI, seguramente, conoce en detalle este panorama, pero lo justifica como respaldo al modelo liberal que tradicionalmente defiende en todo el mundo, como lo hizo a lo largo de su historia. Pero para no incurrir en un optimismo exagerado en el caso argentino, Kozack advirtió que «el camino de acá en adelante es difícil».

Recomendó, en ese marco, «mejorar la consolidación (ajuste) fiscal» y asegurarse de que la carga «no caiga de forma desproporcionada sobre las familias trabajadoras». Desde luego, se asume que el esfuerzo lo harán los trabajadores/as y jubilados/as y pensionados/as.

A media máquina. La actividad manufacturera utiliza un 53,4% de sus instalaciones y equipos.

Foto: Jorge Aloy

Otra sugerencia de la funcionaria del Fondo fue la de «eliminar las barreras de entrada a empresas y también atraer la inversión privada». Lo cual remite al proyecto de Ley Bases, y específicamente al propuesto Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), sobre el cual desde Unión por la Patria se advirtió que implicaría grandes beneficios para capitales extranjeros, y reprimarización de la economía con la consiguiente destrucción de la industria nacional, en especial de las mipymes.

En suma, continúa el intento de reestructuración macro y microeconómica según reglas que no funcionaron aquí ni en los países centrales, los cuales, más allá de sus objetivos hegemónicos, lograron su crecimiento con Estados fuertes y presentes, sin cesión de soberanía y en donde el patrimonio y los recursos públicos son utilizados para fomentar el desarrollo.

Estás leyendo:

Opinión | Carlos Heller

Promesas para el segundo semestre

Dejar un comentario

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.