1 de agosto de 2022
El contexto de la reformulación del Gabinete económico es, tal como venimos señalando, una disputa entre los denominados mercados y el Gobierno nacional, en la que está en juego el rumbo de la economía argentina y la distribución de los ingresos y la riqueza.
El poder económico presiona desde varios frentes en pos de sus intereses empresariales. Por un lado, la inflación, que tiene responsables, que no son otros que aquellos que pueden impulsarla y se benefician con ella, es decir, las grandes corporaciones formadoras de precios. No hay otro actor económico que pueda hacerlo. No son los trabajadores, no son las pymes, no son los profesionales quienes generan inflación.
El otro frente es la inestabilidad monetaria. Y ocurre lo mismo que con la inflación. ¿Quiénes la generan? Los que pueden y se benefician. En esta coyuntura ha quedado expuesto en forma flagrante que, si bien declinó en los últimos días, se lleva adelante una gran operación especulativa que produce una situación de inestabilidad cambiaria, con crecimiento vertiginoso y artificial de la cotización del dólar ilegal, que tiene un doble propósito: generar ganancias rápidas para los especuladores y, fundamentalmente, provocar incertidumbre política. La otra cuestión que se puso en juego en el marco de esta operación es el manejo de una riqueza extraordinaria que tiene nuestro país, el stock granario. En este rubro, los grandes productores y exportadores ejercieron una fuerte presión con el propósito de lograr una devaluación para mejorar aún más sus ganancias.
A comienzos de julio, cuando asumió Silvina Batakis al frente de Economía, se plasmaba un principio de acuerdo, tras una etapa de discrepancias internas, en el Frente de Todos (FdT). En menos de un mes se demostró que aquel acuerdo no alcanzó para poder enfrentar la crisis generada por los mercados. Y así llegamos a este punto, en el que se consolida el acuerdo al interior del FdT, fundamentalmente entre sus tres referentes principales, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, la vicepresidenta, Cristina Fernández, y el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa. Se concreta una reformulación del Gabinete y se abre una expectativa acerca de cuáles van a ser las medidas a desarrollar. El ingreso de Massa a la gestión gubernamental fortalece a su corriente interna, sin embargo, estos cambios expresan cierto equilibrio entre los distintos sectores que integran el Frente de Todos.
Lo más importante es la batalla por venir. Está claro que resulta imprescindible controlar el proceso inflacionario, ya que la gran víctima de esta situación es la mayoría de la sociedad, cuyos ingresos son erosionados por los aumentos de precios mientras los remarcadores siguen haciendo su agosto en la crisis. Por lo tanto, lo que se impone es una acción más decidida frente a la especulación con los precios para frenar el proceso inflacionario.
La otra cuestión es que urgen medidas en favor de los trabajadores y las clases medias, tanto mediante aumentos de emergencia estatales y privados, como la efectivización de un rol más activo del Estado para controlar las variables financieras, cambiarias y de precios.
En definitiva, a nuestro juicio, la clave es retomar la agenda de la distribución del ingreso para atender la deuda social, es decir, a los sectores más humildes y los otros núcleos productivos de trabajadores independientes, pymes, profesionales, entre otros.
Referentes. Massa, Fernández y Fernández. Consolidación del acuerdo interno del Frente de Todos.
RONCORONI/POOL/AFP/DACHARY
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