Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Resultados elocuentes

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Consecuencias. En medio año la gestión libertaria produjo un notorio aumento en los índices de pobreza.

Foto: Getty Images

Se cumplen seis meses de la asunción del Gobierno del presidente Javier Milei. El triunfo de un proyecto de ultraderecha, que contó con el apoyo del PRO de Mauricio Macri, generó un viraje con respecto a los últimos tiempos de la política argentina, signados por los tres períodos kirchneristas, sucedidos por macrismo y posteriormente por el Gobierno del Frente de Todos, encabezado por Alberto Fernández.

El anarcocapitalismo preconizado a los cuatro vientos por una figura heterodoxa como Milei generó una expectativa en distintos sectores de la sociedad que lo llevó al triunfo en el balotaje. Su advenimiento estuvo asentado fundamentalmente en la desilusión de una parte de la sociedad con respecto a los anteriores Gobiernos, junto con la densidad del mensaje persistente de los núcleos mediáticos en contra de la política en general y de los dirigentes políticos, posicionándolos ante la opinión pública como culpables de los males del país.

Lo cierto es que las pautas ideológicas de Milei en materia económica, inspiradas en la doctrina thatcheriana, vienen generando un fuerte ajuste del Estado Nacional, con particular afectación de todo lo relacionado con la instrumentación de políticas de carácter social, en materia de salud, educación, previsional y cultural, unido a conceptos revisionistas en cuestiones de derechos humanos, de género y ecológicos.

En ese marco, el Gobierno nacional recién asumido emitió el decreto 70/23, que en opinión de la mayoría de los juristas es anticonstitucional, ya que implica una virtual reforma de la Carta Magna. O sea, desde el origen, el Gobierno libertario muestra un rasgo antidemocrático, ya que el DNU en cuestión le otorga facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo, dejando de lado cerca de 600 leyes.

Recortes y alineamiento
Los resultados sociales son elocuentes: 57% de pobreza, de ese universo el 60% son niños y niñas, y un 32% padece insuficiencia alimentaria. Si traducimos los porcentajes a cifras concretas, en los seis meses llegamos a 25 millones de personas pauperizadas, de las cuales 15 millones son niños y niñas menores de 14 años. Y 7,5 millones pasan hambre.

Los jubilados, en tanto, se convirtieron en uno de los grandes patos de la boda, ya que en un cuatrimestre perdieron un 28% de sus ingresos, mientras que los asalariados también sufrieron un recorte del 20% en este período, impacto equivalente al generado por el Gobierno de Macri en sus cuatro años de gestión.

Este cuadro generó manifestaciones reivindicativas de derechos adquiridos y de rechazo a las políticas oficiales desde los inicios del Gobierno. Ya en enero se llevó a cabo un paro general convocado por las centrales de trabajadores, y se sucedieron después trascendentes manifestaciones como la del 8 de marzo, el 24 de marzo y la histórica y multitudinaria en defensa de la universidad y la educación pública en plazas de todo el país.

Otro signo determinante del Gobierno de Milei es el alineamiento irrestricto con las políticas de Estados Unidos, distanciándose en forma abrupta de los distintos polos del poder mundial, entre ellos, de nuestros principales socios comerciales, como Brasil y China. De igual forma, Milei se caracterizó en este período por impulsar enfrentamientos por razones ideológicas con países del continente (algunos ejemplos, las controversias con los presidentes Gustavo Petro –Colombia–, Nicolás Maduro –Venezuela–, Lula Da Silva –Brasil– y Gabriel Boric –Chile–, entre otros). Esto último resulta particularmente disonante, teniendo en cuenta que, en América Latina, a diferencia de Europa y Estados Unidos, la mayoría de los Gobiernos son de carácter popular, progresista o de izquierda.

Milei con Richardson. La visita de la generala en abril pasado evidenció el alineamiento del Gobierno con los intereses de EE.UU.

Foto: NA

Final abierto
El escenario político argentino está abierto, entre un Gobierno que se va empantanando por sus notorias ineficacias en la gestión y sus políticas económicas y sociales que lo van distanciando de diversos sectores sociales. Por otro lado, la oposición ha logrado en el Parlamento importantes niveles de acuerdo, con el propósito de cuestionar las iniciativas del Gobierno nacional, particularmente el proyecto de Ley Bases que ya lleva meses de debate y que fue aprobado en Diputados con importantes recortes. Todo indica que estos recortes se acentuarán por la falta de consenso en el Senado de la Nación.

La debilidad central de la oposición es su falta de conducción política. Sus bases están expectantes a la espera de que sus principales representantes logren encauzar los debates para concluir en un acuerdo político sustentado en un programa económico, social y cultural capaz de responder a las demandas de las grandes mayorías sociales, víctimas de la concentración de la riqueza y de la acentuación de la distribución cada vez más regresiva de los ingresos.

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