Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Una fiesta popular

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Ni bien Montiel venció al arquero francés en el último penal de una definición inolvidable, comenzó una histórica fiesta popular como no se veía desde aquella del Bicentenario, cuando hubo millones de argentinos y argentinas celebrando en la calle con alegría el histórico aniversario. Desde entonces, nunca hubo una multitud como la que este domingo se vio en todo el país unida bajo los colores celeste y blanco.
La marea humana celebró largas horas en el Obelisco porteño, símbolo convocante de estos grandes eventos populares, sin que se registraran incidentes como los de la semifinal con Países Bajos, cuando el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y su ministro de Seguridad, Marcelo D’ Alessandro –uno de los viajeros a Lago Escondido en el periplo financiado por una corporación mediática– llevaron a cabo la inexplicable conducta de vallar las zonas aledañas a uno de los puntos de encuentro masivo para estas ocasiones.
Vale preguntarse cuál es la raíz de estas actitudes que pueden parecen incomprensibles. Todo indica que se trata de un prejuicio ideológico clasista que conlleva a reaccionar en contra de las grandes manifestaciones populares, incluyendo aquellas suscitadas por un acto de felicidad y celebración colectiva.
Finalmente, el pueblo impuso su voluntad de celebrar colectivamente no solo en el Obelisco sino en todas las barriadas y plazas a lo largo y ancho de nuestra vastísima geografía en un domingo que quedará en la memoria de argentinos y argentinas.
Los medios hegemónicos especularon con que la celebración es la equivalencia de la ancestral idea del «circo», e inclusive algunos de ellos mostraron la hilacha y se percibió que deseaban la derrota del equipo argentino, pesando en un eventual beneficio para el Gobierno nacional por un salto vertiginoso en el estado de ánimo colectivo en un sentido optimista. Como siempre, todos esos oscuros prejuicios fueron barridos por el huracán de la alegría colectiva que en esta oportunidad superó todo tipo de barreras ideológicas transformándose en una auténtica fiesta popular, a la que todavía la falta la recepción a los verdaderos héroes de esta gesta, el plantel, con Lionel Messi a la cabeza, y el cuerpo técnico.
No hay que confundirse. Nadie se olvida de los problemas existentes. Por supuesto que los retos del gobierno nacional acerca de enfrentar los problema sociales y económicos continuarán, y no caben dudas de que una vez más el protagonismo del pueblo será decisivo para influir en un sentido positivo en los acontecimientos políticos y sociales de los tiempos por venir.

Foto: NA