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Señales para el campo

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Cristian Carrillo

En el contexto de su apoyo al gobierno libertario, la reaparecida Mesa de Enlace presionó y logró obtener una baja, temporal, de retenciones. La necesidad de recomponer reservas como telón de fondo. 

Derechos de exportación. El monto tributado al Estado nacional el año pasado se ubicó en US$ 5.350 millones.

Foto: NA

Acuciado por la falta de dólares y en un supuesto arreglo «entre caballeros», el Gobierno claudicó ante el sector agropecuario y le ofreció —con limitaciones— una ventana de seis meses con retenciones paralelas más bajas para los principales cultivos. El equipo económico que conduce el ministro Luis Caputo abrió un canal paralelo de exportación, con una baja promedio del 20% en las retenciones a los principales granos.

La baja arrancó el lunes de la última semana de enero —previo a la modificación de la tablita cambiaria que pasará a ser en el segundo mes del año del 1% mensual—, con la expectativa de si el campo convalidará el nuevo precio de exportación de la soja o si especulará con una mejora de los valores internacionales o de una devaluación.

El Gobierno anunció que, hasta el 30 de junio, la alícuota de las retenciones para la soja (poroto) baja del 33% al 26% y para la soja (aceite y harina) lo redujo del 31% al 24,5%. Además, el trigo, la cebada, el sorgo y el maíz pasan del 12% a una alícuota del 9,5%, y el girasol del 7% al 5,5%. Se trata de una reducción del 20% promedio en todas las retenciones de los principales cultivos. A esto se suma la eliminación permanente de las retenciones para el puñado de economías regionales que quedaron afuera cuando se eliminó la alícuota para la mayoría de esas producciones.

Este dólar soja alternativo busca mejorar el tipo de cambio de exportación. El Gobierno abrió la opción hasta el 30 de junio de vender con un 26% de derechos de exportación en el caso de la soja, tomando la obligación de liquidar los dólares de la operación en un plazo máximo de 15 días. En paralelo, dejó abierta la opción de vender sin precio fijado, con un 33% de retenciones como hasta ahora y ganando la posibilidad de liquidar las divisas en el plazo de hasta un año.

Y un día, volvió la Mesa de Enlace. Luego de haber defendido fervorosamente el arribo de una administración libertaria, el grupo de enlace del agro creado para presionar a los gobiernos por medidas específicas pidió una entrevista con el ministro de Economía, Luis Caputo, para discutir la situación de los productores.

Dólar atrasado, aumento de los insumos, retenciones hasta entonces sin modificar y caída de precios internacionales se combinaron en una tormenta perfecta para el agro. La apreciación de la moneda les generó un incremento adicional de los costos, medidos en dólares, que hace en muchos casos poco redituable la actividad. Incluso para el pequeño productor que no cuenta con campo propio, la rentabilidad es negativa. Con la baja de la brecha cambiaria, los productores no tienen incentivo de liquidar y eso mantiene en tensión las reservas en el Banco Central.

«La medición de diciembre de 2024 marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 64,3% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol», señala el informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA). «Es decir, que de cada 100 pesos de renta (valor de la producción menos costos) que genera una hectárea agrícola, 64,3 pesos es lo que representan los distintos impuestos nacionales, provinciales y municipales», agrega la entidad agropecuaria. El dólar exportador o «blend» que recibe el exportador de granos se compone de un 80% por tipo de cambio oficial ($1.066) y un 20% del costo del contado con liquidación ($1.189). El resultado es de $1.070 por dólar, para el exportador, muy cerca del oficial, debido a la reducción de la brecha cambiaria y a un tipo de cambio muy apreciado.

Cosecha de malhumores
En un comunicado, preámbulo del pedido de reunión al ministro de Economía, Luis Caputo, los dirigentes rurales nucleados en la Mesa de Enlace solicitaron al Gobierno «previsibilidad para promover el desarrollo económico con más producción». Ese fue el título del documento donde indicaron los puntos que mayor preocupación tienen sus asociados. La baja de retenciones, el fin de la regulación del Banco Central que encarece las tasas de financiación para los productores de trigo y soja con más del 5% de existencias, la preocupación por la apertura a la importación de alimentos, la presión fiscal, el precio de la vacuna contra la Fiebre Aftosa y hasta el mal estado de los caminos rurales que encarecen costos de logística fueron los puntos relevados en el documento.

Stock sin liquidar. De soja solo se vendió el 54% de la producción de 2024.

Foto: Shutterstock

En lo relativo a la decisión del Gobierno de permitir la importación de alimentos, desde el sector alertaron el riesgo de que, si no hay igualdad de condiciones para la producción local, teniendo en cuenta la alta carga impositiva, como los costos que genera la inflación, van a poner en riesgo las empresas locales, especialmente en las economías regionales por su estructura de costos.

Con una recuperación productiva en la última campaña 2023/24, se estima que el monto tributado en concepto de Derechos de Exportación al Estado Nacional durante el año calendario 2024 de parte de las seis principales cadenas de granos se ubicó en US$ 5.350 millones (tomando en cuenta soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo). «El aporte se encuentra un 75% por encima de 2023 (US$ 3.070 millones), y representó el 80% del total recaudado por derechos de exportación en 2024. Para 2025 se proyecta que el aporte pueda alcanzar US$ 8.386 millones», señala el último informe de la Bolsa de Rosario que hicieron circular los empresarios rurales en los grupos de WhatsApp.

«Este fenómeno se explica por una serie de motivos. En primer lugar, por la caída en los precios internacionales, que reducen directamente la base imponible. En segundo lugar, la dinámica comercial, puesto que en el 2024 ocurrieron dos factores determinantes: por un lado, buena parte de las DJVE de la actual campaña se declararon anticipadamente en 2023, por lo que tributaron DEX el año pasado a pesar de exportarse este año; y por el otro, este año el anote de DJVE anticipadas para la campaña próxima estuvo bastante por debajo del promedio de los últimos años, lo cual también redujo el aporte», explicaron los autores del informe de la BCR.

El año pasado el sector finalizó con un importante stock sin liquidar, mientras crece el comercio informal de granos. En soja, las ventas a precio más las fijaciones totalizan 27.422 millones toneladas, el 54% de la producción. Quedan por vender y por fijar precio 23.078 millones de toneladas, el 46% de la cosecha, según el Monitor Agroindustrial de noviembre que publicó Ciara−CEC cerca de fines de enero.

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