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Cristian Carrillo

Nueve millones de niñas y niños viven en hogares que no cubren sus necesidades mínimas. Una situación injustificable en un país que es uno de los principales exportadores de alimentos del mundo.

En alza. El costo de la canasta de crianza ascendió en octubre a los 479.000 pesos para niños de 6 a 12 años.

Foto: Jorge Aloy

Desde que asumió Javier Milei la indigencia infantil se duplicó, afectando a 3,6 millones de niños, niñas y adolescentes, mientras existen 9 millones que viven en situación de pobreza. De esta manera, en el país que se ubica tercero en exportaciones de alimentos, uno de cada cuatro niños y niñas está desnutrido o mal nutrido. Esta situación se agrava en medio del ajuste y la reducción drástica de las políticas públicas, las cuales suelen servir para amortiguar las privaciones de los hogares por falta de ingresos.

Recientemente se conoció un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que sostiene que, desde fines de 2022, Argentina se posicionó como el tercer exportador de alimentos. De acuerdo con el informe, el crecimiento argentino se apoyó principalmente en productos como maíz, harina de soja y trigo, esenciales en la canasta exportadora local. Brasil, por su parte, ha mostrado un crecimiento notable en estas últimas dos décadas, triplicando su volumen de exportaciones y desplazando a Estados Unidos. En términos de valor, en el 2022 Argentina se posicionó en segundo lugar en el ranking de exportadores netos de alimentos. Con un total de 45.787 millones de dólares de exportaciones netas, el país quedó sólo por detrás de Brasil, que alcanzó 123.130 millones.

Para vender, en el podio
No obstante, pese a estar en el podio de vendedores de alimentos, Argentina lidera el ranking mundial de inflación en ese segmento (alimentos y bebidas) y su consumo se redujo entre un 11% y un 16% según el canal de compras, de acuerdo a un informe del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en conjunto con la Fundación Rosa Luxemburgo en base a datos del Banco Mundial. Mientras tanto, «la tasa de pobreza y la de indigencia presentan una tendencia al alza, con una mayor incidencia en los jóvenes que en la población total. Este segmento etario sufre la pobreza y la indigencia más que el promedio de la sociedad», alertó un informe elaborado por el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (Centro RA) de la Universidad de Buenos Aires.

«El 52% de los hogares con niños, niñas y adolescentes dejó de comprar algún alimento esencial, siendo la leche y la carne los más recortados, mientras 7,4% de los niños y niñas debió saltearse una comida diaria debido a la insuficiencia de ingresos», destaca un documento publicado por las investigadoras Agustina Haimovich y Mariana Rivolta, del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). Dentro de las principales medidas de ajuste fiscal, se destacan los recortes del gasto público en programas dirigidos a la infancia. «Por ejemplo, las partidas destinadas a infraestructura educativa y acceso a tecnología sufrieron recortes de hasta el 70%. La proporción del gasto público en niñez cayó al 1,6% del PBI, el nivel más bajo en los últimos años», señala el informe del Instituto que dirige Claudio Lozano.

Escalada de precios
El salto inflacionario provocado por las primeras medidas del Gobierno en diciembre del año pasado generó un shock regresivo que, en conjunto con el severo ajuste fiscal impulsado por el plan motosierra y licuadora, impactó en el poder adquisitivo de los hogares y provocó un freno en la actividad económica por el derrumbe del consumo, con el consecuente impacto en el empleo. El salario mínimo se recortó a un nivel tal que pasó a estar por debajo de la canasta básica total; los salarios del sector público se redujeron un 16,5% real entre noviembre y agosto y los del sector privado formal perdieron un 1,8% en el mismo período; se congeló el monto transferido por el ex Potenciar Trabajo, que redujo así un 57,8% su poder de compra en el mismo lapso y se ajustaron fuertemente las jubilaciones. En los hogares que perciben AUH y Alimentar y son receptores del ex Potenciar Trabajo, el poder de compra de ambas prestaciones sumadas se redujo un 8,3%.

A esto se suma la escalada de precios en las canastas, especialmente en las vinculadas con la niñez. El costo de la canasta de crianza ascendió en octubre a los 479.000 pesos para el grupo etario que va de los 6 a los 12 años. La canasta incluye tanto el costo mensual para adquirir los bienes y servicios para el desarrollo de infantes, niñas, niños y adolescentes, así como el costo de cuidado que surge a partir de la valorización del tiempo requerido para dicha actividad.

El costo mensual para adquirir solo los bienes y servicios esenciales para la crianza de grupo de menores que va de los 6 a los 12 años se ubicó en los 227.975 pesos, mientras que, en el caso de los recién nacidos, la canasta se ubicó en los 111.000 pesos.

Otros indicadores de este deterioro son trazados por un informe de UNICEF, difundido en agosto pasado, que da cuenta de las dificultades para afrontar los gastos de niños/as y adolescentes en la compra de libros, excursiones o salidas (49% de los hogares tuvieron mayores dificultades en el último año), gastos de transporte (35%) y calzado y vestimenta (34%). En ese marco, las familias debieron restringir consumos esenciales: casi una cuarta parte de los hogares dejaron de comprar medicamentos y un tercio redujo los controles médicos y odontológicos. Este relevamiento registró también que el 52% de los hogares dejó de comprar algún alimento, el valor más alto de toda la serie.

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