12 de julio de 2022
El aumento de los precios de alimentos y energía a nivel internacional, intensificado por el conflicto bélico, empuja a millones de personas a la pobreza.
Récord en EE.UU. El IPC interanual, a mayo, alcanzó un nuevo máximo en 40 años.
KAMM/AFP/DACHARY
Primero fue la pandemia y, cuando comenzaba a reestructurarse la situación global, sobrevino la guerra entre Rusia y Ucrania, erosionando la economía mundial, a través de uno de los factores de más fuerte impacto en la realidad de los hogares: la inflación. La suba de precios, en particular de alimentos y energía, golpea el poder adquisitivo de las familias. De acuerdo a los datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuando todavía faltan seis meses para terminar el año, 71 millones de personas de países en desarrollo han caído en la pobreza en solo tres meses (entre marzo y junio) como resultado directo del aumento de los precios de los alimentos y la energía a nivel global. «El impacto de esta crisis en la pobreza es notablemente más rápido que el de la pandemia de COVID-19», señala el informe.
La invasión rusa a Ucrania y las inéditas sanciones económicas, financieras y políticas que las potencias occidentales impusieron a Rusia provocaron el desabastecimiento de los mercados internacionales de energía y combustibles que, sumado a una fuerte especulación, derivó en índices de inflación global no vistos en décadas. A esta situación se le suma la tendencia alcista que se registró a partir de la salida de la crisis, donde la demanda ajustó rápidamente pero la oferta (paralizada durante varios meses) no respondió de la misma manera.
Hace unos días se conoció que en Estados Unidos el Índice de Precios al Consumidor subió un 8,6% interanual a mayo de este año, y alcanzó un nuevo máximo en 40 años. En este contexto, sin embargo, los precios no solo se incrementaron bajo la administración de Joe Biden, sino que están aumentando a nivel global, afectando más fuerte a los países en desarrollo.
Perspectivas
«La guerra en Ucrania detonó una costosa crisis humanitaria que exige una solución pacífica. Al mismo tiempo, los daños económicos causados por el conflicto contribuirán a una importante ralentización del crecimiento mundial en 2022 y aumentarán la inflación. Los precios de los combustibles y los alimentos han aumentado rápidamente, afectando más a las poblaciones vulnerables de los países de bajos ingresos», señala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reporte «World Economic Outlook» de abril último. En dicho informe de perspectivas, el Organismo Internacional de Crédito estima que la inflación promedio en 2022 para las economías desarrolladas será de 5,7%, mientras que llegará hasta el 8,7% en mercados emergentes y países en desarrollo. Por fuera de ese promedio se ubica España, donde los precios minoristas se situaron, por primera vez en cuatro décadas, por encima del 10%, un 10,2% concretamente, posicionando al país ibérico a la cabeza de las naciones con mayor tasa de inflación de la Zona Euro.
Tal impacto se detecta en un rubro clave para la determinación del índice de precios, los alimentos, donde el incremento de los precios internacionales continúa en alza. Si se toman como referencia los datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), los índices resultan significativos: 12% de aumento desde el inicio del conflicto bélico. «Si a partir de este valor se quisiera aproximar a la presión inflacionaria local, y considerando que el tipo de cambio oficial se movió en marzo/mayo aproximadamente 11%, el valor del shock externo alcanzaría 24% (la evolución de precios de alimentos en promedio alcanzó 18,5%)», señalan desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
El FMI sostiene, además, que la inflación a nivel mundial continuará siendo un problema los años próximos. Los países con los principales problemas de inflación, según prevé la entidad que conduce Kristalina Georgieva, son Sudán (245%), Zimbabue (86,7%), Turquía (60,5%) y Yemen (59,7%). Rusia también será una de las naciones más afectadas por el incremento de precios tras la guerra con Ucrania, rozando el 21%. Por su parte, Japón y China serán los estados menos afectados por las subas de las tasas de inflación en 2022, con tan solo 1% y 2,1%, respectivamente.