Economía | SECTOR MANUFACTURERO

Freno a la industria

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Cristian Carrillo

Con el eje puesto en cambiar la matriz productiva nacional, el Gobierno se empecina en destruir el entramado fabril e imponer un modelo de economía de enclave.

Automotrices. Las once firmas más importantes tienen una capacidad instalada utilizada del orden del 39%.

Foto: NA

La célebre frase de Carlos Pellegrini, «Sin industria no hay Nación», se choca de bruces con las ideas libertarias del Gobierno de Javier Milei. La contraposición de ideas es abrumadora. La administración de La Libertad Avanza evidencia un esquema pre-capitalista, extractivista y de economía de enclave que prioriza la exportación de materias primas y la importación de productos de alto valor agregado. El mandatario lo hizo explícito en el acto del Día de la Industria, en la sede de la tradicional Unión industrial Argentina (UIA) cuando aseguró que «la mejor política industrial es no tener política industrial (sic)». Tampoco se privó de tildar al sector, ante la presencia de los principales referentes de la UIA, de prebendario y parasitario.

Además, habló de una supuesta «sobreprotección» al sector manufacturero, con créditos subsidiados, barreras aduaneras y aranceles al ingreso de importaciones para competir en el mercado local. Fue el único momento donde los popes empresarios dejaron de aplaudir los dichos del anarcocapitalista. «Es un sector industrial adicto al Estado», lanzó Milei.

La industria anota 13 meses de caída ininterrumpida, a mediados de año se ubicó 20% por debajo de 2023, con gran parte de las actividades con más de la mitad de sus recursos ociosos, mientras la facturación cae hasta el 80%. La eliminación de los programas de apoyo industrial, la desregulación de tarifas, el atraso cambiario y la apertura importadora provocó el derrumbe del sector fabril. Los costos se multiplican por cinco y la apertura importadora desregulada golpea a la producción local, cobrándose 10.000 empleadores y 100.000 empleos.

El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró en junio (último dato publicado) una caída del 3,9% en su comparación interanual; pero cuando se resta el efecto estadístico de la salida de la sequía el derrumbe es aún peor. Sin el aporte del rebote del agro, solo la caída de junio fue de 8,8% y el acumulado del año arrojó un retroceso de 6,6% promedio interanual.

Los sectores que están sosteniendo algún tipo de actividad, y que enarbola el Gobierno como ejemplos de reactivación económica, son los de mayor capacidad instalada, como el sector energético, el campo y el segmento de petróleo, gas, minería. «El resto en general está sufriendo las variables económicas producto de la caída de ventas y de la entrada de productos importados terminados que está afectando a muchos sectores y provoca suspensiones, despidos y achicamiento de la jornada laboral», señala el presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato.


Reportes coincidentes
Para julio, los relevamientos privados siguen evidenciando cifras negativas. La Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) arroja que la actividad industrial siguió desplomándose. El Índice de Producción Industrial de FIEL registró una contracción de 5,2% frente al mismo mes del año pasado. Por su parte, la Encuesta de Indicadores Industriales que elabora el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA) muestra que en agosto el 39% de las empresas encuestadas reportó disminuciones en la producción (afectó a 9 de los 12 sectores) al tiempo que el 44% continuó con caída en las ventas, el 28% en las exportaciones y el 17% redujo fuentes de empleo.

Respecto de la capacidad instalada de la industria, el Indec informó que en junio, se ubicó en 54,5%, esto es el menor nivel de los últimos nueve años (salvo en 2020 por la pandemia) y 10,5 puntos por debajo de 2023. Los principales sectores con máquinas paralizadas son: Industria automotriz (39% de capacidad utilizada), Productos de caucho y plástico (39,5%), Edición e impresión (41,3%), Metalmecánica −excluida industria automotriz− (42%), Productos textiles (43,9%), entre los más afectados. El informe de la UIA menciona además que «para el 69% de las empresas la utilización de la capacidad instalada fue menor a la considerada como óptima».

Paralizadas. Distintas áreas clave están siendo afectadas por las políticas antiindustriales, en particular la textil.

Foto: Sebastian Casali

A su vez, el Índice de Producción Industrial Pyme que elabora la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) arrojó que la actividad manufacturera cayó 18% anual en julio y acumula una retracción de 19% en los siete meses del año. Todos los sectores relevados tuvieron fuertes caídas, siendo los más afectados «Químicos y plásticos» (-28%), «Papel e impresiones» (-27%) y «Metal, maquinaria y equipo» (-18%).

En resumen, no hay un indicador, ni oficial ni privado, que arroje una mejora de la actividad industrial. Las empresas declaran que algunos clientes han optado ya por reemplazar sus productos por otros de origen importado. Entre los países proveedores destacan China y Brasil.

La industria manufacturera argentina representa una quinta parte del empleo registrado privado del país, pagando salarios que superan en un 15% la media del empleo registrado y manteniendo estándares de formalidad más altos que otras ramas de la economía. Además, explica más de la mitad de la inversión en investigación y desarrollo del sector privado, consolidándose como el principal impulsor de la innovación en el país.

Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) sostiene que, entre noviembre de 2023 y mayo de 2024, se destruyeron 28.554 puestos de trabajo registrados en unidades productivas industriales (-2,35%). De acuerdo con la Encuesta de Indicadores Laborales que elabora la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, al mes de junio, proyectado, el número asciende a 33.983 puestos de empleos industriales menos para junio.

La crisis generada por la política antiindustrial de Milei se refleja así en el cierre y suspensión de actividades de diversas industrias manufactureras durante 2024, afectando a sectores clave como el metalúrgico, textil, alimenticio, transporte, papelero, materiales de construcción y químico. La perspectiva, producto de la «no política mileísta», que se vislumbra es compleja: la demanda interna se reduce y las capacidades industriales argentinas quedan cada vez más rezagadas en términos regionales.

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