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Cristian Carrillo

La suba de precios mundiales potenció la concentración económica en tiempos de pandemia y guerra. Creación de impuestos a la riqueza. El caso argentino.

Alimenticias. Cargill obtuvo casi 5.000 millones de dólares ingresos netos, el mayor beneficio en toda su historia.

AFP

El Gobierno envió al Congreso el proyecto de ley para gravar la renta inesperada, que apunta a regular las ganancias de grandes empresas generadas por la guerra en Ucrania, y que se aplicará a través de una sobrealícuota del Impuesto a las Ganancias de Sociedades de Capital. La alícuota del 15% para compañías que registren una Ganancia Neta Imponible o Ganancia Contable superior a 1.000 millones de pesos, tendrá vigencia sólo para el ejercicio fiscal 2022. Según estimaciones del gobierno lo pagarán unas 360 grandes empresas. En la actualidad, Italia y Reino Unido aplican impuestos similares a empresas energéticas productoras de gas y petróleo, con alícuotas del 10% y 25% respectivamente. El problema distributivo está en el centro de los argumentos para justificar el anuncio gubernamental, y va en línea con lo postulado por el informe de OXFAM sobre la necesidad «urgente» de crear impuestos a los ricos para controlar la riqueza extrema y el poder de monopolio. En 24 meses, en los que confluyeron una pandemia y una guerra entre dos de los principales países productores de energía y alimentos, se develaron las crueldades de un sistema que volvió más pobres a los pobres y más ricos a los ya millonarios del planeta. Mientras Naciones Unidas presagia que en 2022 habrá más de 200 millones de personas en riesgo de hambruna, familias dueñas de empresas de sectores oligopólicos como alimentos, energía, farmacia y tecnología vieron crecer sus abultados patrimonios y se sumaron nuevos integrantes al ranking de «milmilllonarios». De esta manera podría resumirse el informe elaborado por OXFAM, la organización internacional que lucha contra la desigualdad en el mundo.
Por cada nuevo multimillonario creado durante la pandemia, uno cada 30 horas, cerca de un millón de personas podría verse empujada a la pobreza extrema en 2022, casi al mismo ritmo. A esto se suma el bajo nivel de tributación del segmento más rico del planeta. «Los súper ricos han escondido casi 8.000 millones de dólares en paraísos fiscales», señala el informe «Beneficiarse del sufrimiento» de OXFAM. 
Además de develar las desigualdades profundizadas por la pandemia y la guerra en Ucrania, la organización internacional que lucha contra la desigualdad en el mundo presentó un extenso informe en el que aboga por la implementación de impuestos de emergencia y permanentes a los ricos para financiar el apoyo a las personas que se enfrentan al aumento de los costos de la energía y los alimentos, y puso como ejemplo las recientes iniciativas implementadas en nuestro país. «Argentina adoptó el año pasado un impuesto a la riqueza único para los más ricos como parte de su campaña “COVID-19 Plan de Recuperación”, y ahora está considerando introducir un impuesto extraordinario sobre las ganancias de energía, así como una contribución única del 20% sobre activos extraterritoriales no declarados para financiar directamente préstamos del FMI», destacó el documento.

Pobres versus súper ricos
Los precios mundiales de los alimentos se dispararon un 33,6% durante el último año y se prevé que vayan a incrementarse un 23% más en 2022. Esto pone en riesgo alimentario a 197 millones de personas en todo el mundo, estiman distintas organizaciones. Sin embargo, el reporte de OXFAM va todavía más allá y estima en 263 millones la cantidad de personas que podrían verse empujadas a la pobreza extrema este año debido a la pandemia, al aumento de las desigualdades a nivel mundial, y a la crisis de los precios de la energía y los alimentos, agravada por la guerra en Ucrania. «Frente al incremento desorbitado de la concentración de riqueza en plena crisis mundial, es urgente impulsar impuestos sobre las grandes fortunas y el capital», sostienen desde OXFAM. 
Un número reducido de empresas vinculadas con sectores concentrados proveedores de materias primas y productos de primera necesidad vieron dispararse sus ganancias y, vis a vis, sus fortunas personales. A modo de ejemplo, Cargill obtuvo casi 5.000 millones de dólares de ingresos netos, el mayor beneficio en toda su historia. Mientras que solo en la industria alimenticia, surgieron 62 nuevos milmillonarios en dos años. Por su parte, la riqueza de los milmillonarios de los sectores de la energía y la alimentación creció 1.000 millones de dólares cada dos días, mientras que los precios de estos commodities alcanzaron los niveles más altos en décadas. Como contracara, los ingresos del 99% de la humanidad se deterioraron por la pandemia, con pérdidas equivalentes a 125 millones de empleos a jornada completa en 2021.
El informe plantea la necesidad «urgente» de crear tres tipos de impuestos a los ricos, con iniciativas similares a las de Argentina, además de pedir un «impuesto permanente» sobre los que más tienen. La propuesta plantea, en primer lugar, introducir impuestos solidarios únicos sobre las ganancias inesperadas de la pandemia de los multimillonarios para financiar el apoyo a las personas que enfrentan costos crecientes de alimentos y energía y una recuperación justa y sostenible del COVID-19, como hizo Argentina.
En segundo lugar, OXFAM propone «poner fin a la especulación de la crisis mediante la introducción de un impuesto temporal sobre las rentas excesivas del 90% para capturar las ganancias inesperadas de las grandes corporaciones en todas las industrias». Por último, postula «introducir impuestos sobre la riqueza permanentes para controlar la riqueza extrema y el poder de monopolio, así como las emisiones de carbono descomunales de los súper ricos». Los gravámenes para multimillonarios podrían generar 2,5 billones (millones de millones) de dólares al año, suficientes para sacar a 2.300 millones de personas de la pobreza.

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