8 de abril de 2025
Los aranceles anunciados por Donald Trump hacen crujir el comercio mundial y pretenden reconfigurar la industria global. Argentina a contramano y el ejemplo de las automotrices.

Producción nacional. Golpeada por las políticas de apertura indiscriminada, cae en los primeros meses del año.
Foto: NA
El presidente estadounidense Donald Trump inició una guerra comercial contra la mayoría del mundo. Si bien hubo rumores de pausas y marcha atrás, el magnate sostuvo un esquema de aranceles que hace casi imposible venderle productos al país del norte. Para Argentina es una doble mala noticia, no tanto por lo que exporta a Estados Unidos, sino por el aluvión de los excesos de stocks sin ubicar que llegarán a la región. Uno de los sectores más afectados será el automotriz.
Estados Unidos dispuso un aumento general de aranceles a las importaciones. El piso es una alícuota para la región (incluyendo Argentina) del 10%. Esto tendrá, de manera inmediata, un impacto inflacionario sobre Estados Unidos, que seguramente llevará a que la Reserva Federal aumente la tasa de interés. Las primeras reacciones son muy negativas, como lo reflejan las fuertes y generalizadas caídas en las bolsas de todo el mundo desde el anuncio.
Según datos del Ministerio de Economía sobre el destino de las exportaciones argentinas en 2024, se observa que «las exportaciones a Estados Unidos fueron el 9% del total, las exportaciones al Mercosur fueron el 24% del total y al resto del mundo representan el 67% del total». «Estos datos muestran que el impacto directo que tienen las medidas de Trump es reducido ya que Argentina destina apenas 1 de cada 10 dólares de sus exportaciones a Estados Unidos. Sin embargo, los efectos indirectos, no solo por las decisiones que tome Estados Unidos, sino también por las posibles represalias que adopten los otros países, pueden ser muy dañinos. La principal conclusión es que el contexto internacional que enfrentará Argentina es extremadamente complejo e incierto, haciendo muy difícil formular predicciones», señala un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA). De todos modos, pese al bajo valor que representa ese mercado para Argentina, el impacto indirecto, por el arribo de vehículos chinos, será aún más determinante.
Apertura contra cierre
El sector automotor ya viene golpeado en Argentina por las políticas de apertura indiscriminada. Las últimas semanas fueron particularmente movidas en ese sentido. Nissan confirmó que dejará de fabricar vehículos en Argentina y convertirá su operación local en una importadora. Mercedes-Benz ya había anunciado que cedió su operación local al Grupo ST, que ahora se encargará de la comercialización y posventa de la marca en el país, mientras que la producción se concentrará en Brasil. «En marzo la producción nacional de vehículos fue de 41.565 unidades, un 2% menos respecto que en febrero y 3,7% por debajo del registro del mismo mes del año pasado», informó la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA).

Golpe directo. Los mayores proveedores de autos a Estados unidos son México, Japón, Corea del Sur, Canadá, Alemania y Reino Unido.
Foto: NA
Trump anunció la imposición, a partir de abril, de aranceles de hasta un 25% para todos los autos «no fabricados en EE.UU.». «Si se fabrican en EE.UU., no tendrán ningún arancel en absoluto. Vamos a empezar con una base del 2,5% que es lo que tenemos ahora y luego hasta el 25%», dijo Trump en su anuncio. «Este es el inicio del “Día de la Liberación” de EE.UU. Vamos a traer de vuelta el dinero que se llevaron personas que se sentaron en este escritorio», señaló en referencia a sus predecesores. La Casa Blanca informó que la orden regirá no solo para los automóviles terminados, sino también a las autopartes, que a menudo se envían desde otros países antes de ser ensambladas en territorio estadounidense. El año pasado Estados Unidos importó aproximadamente ocho millones de automóviles, lo que representó alrededor de 240.000 millones de dólares en comercio y aproximadamente la mitad de las ventas totales. El golpe más duro recaerá sobre México, Japón, Corea del Sur, Canadá, Alemania y Reino Unido, países que, según los datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos, son los principales proveedores de automóviles.
En el caso puntual argentino, el efecto de la medida sería mínimo. «La Argentina es un mercado muy periférico como para tener un cambio importante. Tal vez, lo más importante podría pasar con las compras de autos desde México, ya que existe un acuerdo de libre comercio y algunas marcas importan desde ese país. Podrían redirigir algún producto hacia la Argentina, pero serían volúmenes muy chicos», explicó un empresario del sector. Al no exportar vehículos a Estados Unidos, ninguna automotriz está afectada directamente por la decisión de Trump. Sin embargo, el problema serán los remanentes sin vender. Casi la mitad de todos los autos nuevos vendidos en Estados Unidos en 2024 fueron fabricados fuera del país. México es la principal fuente, seguido por Japón, Canadá y Corea del Sur.
Modelos populares como el Toyota RAV4, Honda Civic y el Silverado de GM (GM) provienen de plantas en Canadá o México. Marcas reconocidas como BMW, Audi y Hyundai también envían grandes volúmenes. Los fabricantes de autos podrían intentar trasladar la producción a plantas en Estados Unidos, pero es un movimiento largo y costoso. Muchos se están preparando para una oferta más limitada, una producción más lenta y menos ventas.
La segunda opción es llevar sus productos a otros mercados, como el europeo o el latinoamericano. Con menos autos en los lotes y precios más altos, tanto compradores como vendedores de autos sentirán la presión. El efecto dominó podría extenderse mucho más allá de la industria automotriz a medida que las cadenas de suministro cambian y crecen las tensiones comerciales.