Economía | MEDICINA PRIVADA

Prepagas desreguladas

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Cristian Carrillo

Un sector altamente concentrado impone a su arbitrio aumentos y restricciones que redundan en un servicio cada vez más caro para sus clientes.

Poderosas. Las tres primeras acumulan el 55% de la cuota de mercado nacional.

Foto: NA

Ni regulación ni libre competencia. El accionar de las empresas de medicina privada da cuenta del poder y el modus operandi de los sectores cartelizados. Pese a que el Gobierno tuvo que, a meses de desregular la actividad de las prepagas, desandar el camino para establecer topes en los aumentos de las cuotas y exigir la devolución de los excesos, las empresas hicieron –como siempre—lo que se les antojó. Al día de hoy siguen sin devolver lo cobrado de más y aumentando por encima de la inflación, pese a que los costos se redujeron, especialmente por la eliminación constante (y a cuentagotas) de medicamentos del vademécum que están dispuestos a cumplir para entregar con descuentos o gratis. Tampoco están teniendo subas en los salarios que justifiquen los incrementos.

La clave del negocio la había expuesto con crudeza el titular de Swiss Medical, Claudio Belocopitt, quien admitió que es un servicio para un segmento pequeño de la población con alto poder adquisitivo. El problema es que, a medida que aumentan las cuotas y los afiliados se bajan de los planes, el servicio se hace cada vez más difícil de pagar y el costo se reparte en menos socios.

Una manera simple de analizar la relación entre medicina prepaga y salario es calcular la proporción que el gasto en un plan específico ocupa dentro de un sueldo formal promedio, con estimaciones propias del RIPTE para los meses de octubre y noviembre. «Se aprecia que en 2013 el gasto en un plan de medicina –el informe toma como ejemplo el de OMINT– insumía el 11% del salario formal promedio. En el periodo que va desde el año 2013 hasta el 2019, la incidencia aumentó a un promedio del orden del 19%», señala el último informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).

Antes del acuerdo con el Gobierno, en abril de 2024 el gasto en medicina prepaga dentro del salario tuvo una incidencia del 27,5%, la máxima de los últimos 12 años. El acuerdo entre el Gobierno y las prepagas hizo que se modificara el valor de las cuotas, y en relación al salario formal de los últimos meses, generó una menor incidencia. Así, la incidencia sobre el salario formal fue del 21,9% en junio. No obstante, en los meses posteriores continuó creciendo por encima del RIPTE y en noviembre alcanzó una proporción del 24,3%.


La no devolución y medicamentos
Luego de la discusión generada a partir de la significativa y rápida suba de precios de la medicina prepaga entre diciembre y abril, el Gobierno acordó con las empresas de medicina prepaga una suba retroactiva en línea con la inflación, un esquema de devolución del dinero cobrado por encima de la pauta establecida durante el primer cuatrimestre del año y una liberación de los precios a partir del mes de julio. De acuerdo con el índice de precios relevados por la Universidad del CEMA, se calculó lo pagado de más en esos cuatro meses, monto que al actualizarlo a moneda constante del mes de agosto de 2024 equivale a $186.870.

En estos primeros tres meses de devolución, el consumidor recibió $15.296, mientras que tendría que haber recibido $46.718 para que la devolución en 12 cuotas iguales no le signifique una pérdida monetaria. Es decir, hasta el momento (octubre), el consumidor recibió $31.422 menos de lo que debería. La pérdida equivale a un 17% del monto total a devolver.

Afiliados. El sistema de medicina privada cuenta con 6,8 millones en todo el país.

Foto: NA

El valor real de la cobertura de las prepagas experimentó un incremento muy significativo en muy poco tiempo desde el arribo del Gobierno de La Libertad Avanza, llegando en abril al valor máximo de la serie, con $267.500.

La decisión del Gobierno de Javier Milei de desregular el mercado implicó fuertes aumentos en medicamentos, a lo que debe sumarse el paso de remedios recetados a venta libre. Así, los precios de venta al público de los medicamentos más consumidos por las personas mayores se incrementaron, en promedio, 78%. Por su parte, el Gobierno avanza en la eliminación del acceso a medicamentos gratuitos para los afiliados al PAMI.

Pese a que los voceros de la industria farmacéutica sostienen que los precios de los medicamentos en los últimos meses aumentaron a la zaga de la inflación general, en los primeros meses de la administración Milei estuvieron muy por encima. «Esta tendencia se explica principalmente por el comportamiento de precios del mes de diciembre: solo en el último mes del año 2023 los medicamentos más consumidos por las personas mayores aumentaron en promedio un 40,9%», señala un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Este desmesurado incremento se inscribe dentro de un contexto generalizado de desregulación y aumento de precios, lo que repercute de manera directa en la caída del poder adquisitivo de los ingresos que perciben las personas mayores, mayoritariamente mediante las jubilaciones y pensiones. Teniendo en cuenta que las personas mayores consumen en promedio cinco medicamentos mensuales, es notoria la proporción cada vez mayor que el gasto en medicación representa para sus ingresos.

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