Economía | MERCADO INTERNO

Un clásico argentino

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Cristian Carrillo

El consumo anual de carne vacuna en el país se recuperó tras varios meses consecutivos de caída. La incidencia de la política de control de precios. Posición en el ranking mundial.

Demanda. Alcanzó niveles que no registraba desde 2018, a pesar de los aumentos.

Foto: NA

Tras varios meses de caída consecutiva en el consumo de carne, la política de control de precios –con restricciones a las exportaciones– elevó el consumo anual per cápita a sus máximos en cinco años. De acuerdo con el informe del Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), la Argentina es el país con el mayor consumo de carne vacuna, con 51 kilos por persona al año. Pese a que en los últimos años este consumo comenzó a revertirse, con un retroceso de 23,1 kilogramos por debajo de hace 30 años, cuando el consumo fue de 74,1 kilogramos, la demanda volvió a los niveles que no registraba desde 2018.
«En septiembre de 1993, se dio el pico máximo de consumo de carne durante el período analizado, en donde se consumieron 74,1 kilogramos de carne, mientras que el pico mínimo fue 47,9 kilogramos en diciembre de 2021», detalla el informe de la UADE.
El consumo de carne vacuna caído fue reemplazado por un incremento del consumo de pollo y cerdo, evidenciando que hay un efecto sustitución hacia estos tipos de carnes. En enero de 2017 se consumían 43,5 kilogramos de pollo y 12,8 kilogramos de cerdo. En septiembre de 2023, se consumieron 45,9 kilogramos de pollo y 16,7 kilogramos de cerdo, es decir que durante ese período de tiempo, el consumo de pollo creció 5,5% y el de cerdo un 30,5%.
En septiembre de 2023 el consumo total de carnes (vacuna, pollo y cerdo) fue de 113,6 kilogramos, de los cuales la carne vacuna representó el 44,9%, el pollo un 40,4% y el cerdo un 14,7%. En los últimos seis años y nueve meses, existe una correlación positiva entre la caída del consumo de carne vacuna y la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de los argentinos y los aumentos de los precios. En términos nominales, a principios de enero de 2017 un kilogramo promedio de todos los cortes de carne vacuna costaba 114 pesos.
En septiembre de 2023, el valor fue de 3.108 pesos. Durante ese período, el valor promedio de un kilo de carne aumento un 2.726%. Tan solo en lo que va del año 2023, el precio promedio de la carne está cercano a triplicarse, pasando de valer 1.241 pesos en enero a 3.108 en el último mes.
El precio de la carne de pollo y de cerdo, por su parte, aumentó significativamente, al igual que la carne vacuna, pero su valor continúa siendo menor (incluso un kilo de pollo cuesta la mitad que un kilo de carne). «Esta es una de las razones por las que muchos consumidores optan en el último tiempo por sustituir el consumo de carne vacuna por la de pollo o cerdo», señala el documento. De todos modos, es para destacar que el consumo de carne vacuna en Argentina muestra cierta inelasticidad, ya que, a pesar de los aumentos sostenidos en los precios, el consumo cayó en menor medida que lo que aumentaron los precios.
Desde comienzos de 2021, los precios de la carne vacuna muestran un crecimiento sostenido por encima de la inflación. En septiembre de 2023, el índice del precio de la carne medido desde enero de 2017 hasta la fecha mantiene una brecha del 20,3% por encima del nivel general de precios.
El precio de un kilo de asado en enero de 2017 era 115 pesos, mientras que en septiembre de 2023 el precio fue de 2.954 pesos. La remuneración promedio bruta del sector formal desestacionalizada de enero de 2017 fue 21.788 pesos, mientras que la de septiembre de 2023 fue de 391.382 pesos. En enero de 2017, un salario promedio podía comprar 189 kilos de asado, mientras que en septiembre de 2023, pudo comprar 132 kilos, 57 kilos menos.

Comparativa con otros países
El consumo de carnes alrededor del mundo juega un rol fundamental tanto en la alimentación de las personas como en la industria y la producción. Los recursos disponibles, el nivel de ingresos y la cultura condicionan la composición de la canasta alimentaria de cada país, las que deben incluir de alguna forma proteína de origen animal. Debido a estas cuestiones, son pocos los países que registran un alto consumo de carnes.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Australia, Estados Unidos, España, Argentina y Mongolia son los países con el mayor consumo de carnes tradicionales del mundo, entre las que se incluyen carne vacuna, pollo y cerdo. Todos estos países se encuentran por encima de los 100 kilos de consumo anual por persona.
Dentro de lo que se denomina carnes tradicionales, Argentina es el país del mundo con el mayor consumo de carne vacuna per cápita. Fuera de lo que es carnes tradicionales, una gran cantidad de países cuentan con un consumo importante de pescado y mariscos, que componen una fracción importante de su alimentación. Este tipo de consumo se encuentra generalmente en países peninsulares e insulares con acceso a mares y con una fuerte actividad pesquera. No se incluyen dentro de lo que se denomina carnes tradicionales a los caprinos, equinos y ovinos.
Argentina se destaca como el país que lidera el consumo de carne vacuna a nivel mundial, lo que pone de manifiesto una arraigada tradición y preferencia por los productos cárnicos en la dieta de su población. Históricamente, se ha asociado a la Argentina como un importante productor y exportador de carne vacuna, ya que las condiciones naturales que tiene el país lo llevan a tener ventajas en la producción ganadera.
Por estas razones, el país se ha ubicado siempre como el mayor consumidor de carne vacuna per cápita del mundo. Sin embargo, a lo largo del tiempo, hubo un cambio notable en la composición del consumo de carne por parte de los argentinos. Esta transformación se traduce en una mayor diversificación de la canasta de carnes que forman parte de su alimentación diaria.
Entre las razones más importantes que afectan al consumo de carne vacuna, se encuentran la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos y la inflación de precios constante que elevó considerablemente el costo de los cortes de carne vacuna. Estas circunstancias, entre otras, generaron que el consumo per cápita de carne haya caído 23,1 kilogramos en los últimos 30 años.
El dato de consumo de carne vacuna, pollo y cerdo per cápita considerado para este informe es medido por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP) de forma Mensualizado-Anualizado, es decir que, cada mes se indica cuál fue el consumo de estas carnes en los últimos 12 meses. A su vez, para calcular el consumo Mensualizado-Anualizado, se elabora un promedio móvil de esos últimos doce meses para quitar todos los efectos estacionales que los datos pudieran incluir, como así también permitiendo incluir una línea de tendencia.
En septiembre de 2023, el consumo de carne vacuna per cápita en Argentina fue de 51 kilogramos. Este registro es 23,1 kilogramos menor que hace 30 años, cuando el consumo fue de 74,1 kilogramos. A partir de septiembre de 1993, el consumo ha caído sostenidamente hasta la actualidad, marcando un registro 31% menor.
A su vez, el pico mínimo de consumo de carne vacuna en este período fue de 47,9 kilogramos en diciembre de 2021. A pesar de la tendencia a la baja en el consumo, Argentina sigue siendo el país con el mayor consumo de carne vacuna per cápita del mundo, seguido por Uruguay, con 43 kilogramos, quien tiene un consumo alto de carne vacuna, pero no tanto de pollo y cerdo, y Estados Unidos, con 37 kilogramos, quien es el mayor consumidor a nivel mundial de carnes tradicionales.

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