País | A 25 AÑOS DEL CRIMEN

«No se olviden de Cabezas»

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Adriana Meyer

Un asesinato que conmocionó al país puso de relieve un oscuro entramado de poder y negocios y generó innumerables movilizaciones y reclamos de justicia.

Presente. Marcha en 2015 frente al Congreso. Cada año se renueva el recuerdo del fotógrafo asesinado en Pinamar.

NA

La adrenalina del verano, de las noches cerca del mar, potenciaron las dotes de un reportero gráfico creativo y jugado, que desafiaba los límites. Sus colegas llevamos durante años el pin negro de luto por su asesinato, que nos marcó como generación y pateó el tablero mediático y político. «No se olviden de Cabezas» se hizo carne en las marchas que impidieron la consolidación de la impunidad. Sus seres queridos y amigos recibieron algo de justicia con las condenas a la banda de policías bonaerenses y a la de Los Horneros. La podredumbre de la maldita Policía Bonaerense del comisario Pedro Klodzyk, a quien justamente José Luis Cabezas había retratado parado sobre su escritorio, pisando sus papeles, aparecía metida hasta el cuello en el crimen que sacudió aquella y sucesivas modorras estivales. Fue el 25 de enero de 1997, mientras era enviado especial por la revista Noticias en la costa atlántica junto con el periodista Gabriel Michi.
Un año antes en Pinamar había otro personaje a ser «cazado» por la lente de Cabezas, más esquivo aun: el empresario Alfredo Yabrán, a quien sorprendió conversando con su esposa en traje de baño a la orilla del mar. El dueño de la empresa OCA había dicho que sacarle una foto era como pegarle un tiro. Los negocios llave en mano y la puja política entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde fueron el telón de fondo. El exministro de Economía Domingo Cavallo lo había sindicado como el «jefe de una mafia». Sin embargo, el menemismo le había otorgado oportunidades de negocios, y más tarde, protección.
Un mes antes del crimen, el policía de la Bonaerense Gustavo Prellezo, quien luego sería condenado como uno de los autores materiales del hecho, se había reunido con Yabrán en Buenos Aires. Después de la publicación de aquella tapa con la foto del matrimonio, en marzo de 1996, el fotógrafo y su pareja, Cristina Robledo, comenzaron a recibir amenazas. Además, allegados al entonces intendente de Pinamar, Blas Altieri, le confiaron que «gente de Yabrán» había indagado sobre la dirección donde se alojaría el equipo de Noticias durante la cobertura de la siguiente temporada. Michi y Cabezas se habían propuesto entrevistarlo, y por eso acudieron a la fiesta del empresario Oscar Andreani. A la mañana siguiente, un puestero de estancia se acercó a una cava de las afueras de Pinamar porque vio humo. El cuerpo de Cabezas yacía dentro del Ford Fiesta blanco que usaban en el balneario, quemado con alcohol metílico. El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles en la cabeza.
Yabrán nunca pudo ser juzgado porque cinco días después del pedido de detención por parte del juez federal de Dolores José Luis Macchi se suicidó en una de sus estancias en Entre Ríos. El 20 de mayo de 1998 el hombre de negocios postales se quitó la vida con un disparo en la boca de una escopeta calibre 12.70.
«Con su foto, José Luis logró ponerle rostro al personaje más oscuro y poderoso de los años 90», piensa Michi. A su criterio, «la reacción social que hubo ante el crimen fue el principio del final del menemismo». Sin embargo, no todos tienen la misma mirada. El periodista Hugo Ropero era amigo de Cabezas y su jefe en la revista. «Un año antes Noticias había hecho una tapa donde se lo ve a Yabrán más claro que en la foto de Cabezas. Nadie persiguió ni amenazó al autor. A Cabezas lo mataron entre Duhalde y Cavallo con la complicidad de Macri, que finalmente se quedó con el correo, y de los medios hegemónicos que hicieron de la figura de Yabrán la de un mafioso», expresó en sus redes sociales.
En tanto, Gladys Cabezas, hermana de José Luis, sigue peleando para que al expolicía Prellezo, que tiene libertad condicional, le saquen definitivamente la matrícula de abogado. Los otros condenados fueron el expolicía Aníbal Luna; el exjefe de Seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos; y el comisario Mario Gómez. Sergio Cammaratta y Miguel Retana murieron en prisión. Y cumplieron sus condenas José Luis Auge, Sergio González y Horacio Braga.
A 25 años del crimen, la Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina (ARGRA) y los vecinos de Pinamar instaron a «no claudicar en esta lucha» porque consideran que sería «su peor condena; para que el crimen de nuestro amigo no sea el primero sino el último, no nos olvidemos de él, porque hoy todos somos José Luis Cabezas».

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