23 de julio de 2022
En una entrevista radial el diputado nacional y dirigente cooperativista analizó la situación económica y salió al cruce de especulaciones e informaciones sesgadas.
Detrás de la suba del dólar ilegal «hay una apuesta a la devaluación» del tipo de cambio vigente. Pero cada vez que ocurre eso sube el precio de lo que se importa «y eso impacta en las líneas de producción y en los artículos que consumimos, con lo cual el pato lo paga la gente». Lo cierto es que el tipo de cambio real, que mide la competitividad del país frente a sus socios comerciales, «está en un nivel estable desde hace bastante tiempo». Es decir, «la Argentina no necesita devaluar para que sus productos sean competitivos en los mercados internacionales; tanto es así que tenemos récord de exportaciones».
El diputado nacional y dirigente cooperativista Carlos Heller desgranó esos conceptos en declaraciones a Lanata Sin Filtro, el ciclo matutino de Radio Mitre, y afirmó que «el que tiene soja guardada esperando una devaluación está incluso haciendo un mal negocio». Heller recordó que «la Argentina, según dijo el presidente de la Cámara de Exportadores de Granos y Oleaginosas, tiene 25 millones de toneladas de soja no comercializada, unos 15.000 millones de dólares al precio de hoy. Si se vendieran, ingresarían al Estado 3.675 millones de dólares por retenciones, unos 475.000 millones de pesos, el 6% de la recaudación total del primer semestre y alrededor de un punto del Producto Bruto». «Quieren forzar que haya una devaluación», sintetizó. En cambio, esos operadores podrían recurrir al seguro que estableció el Banco Central al crear el llamado «plazo fijo chacarero». Por ese instrumento, cualquier integrante de la cadena agrícola puede constituir un plazo fijo de hasta 500 millones de pesos que se ajusta con la variación del tipo de cambio. Al no hacerlo, los productores que retienen granos «están corriendo el riesgo de lo que está pasando, que es la baja de los precios y que la devaluación no se produzca».
Un sistema sólido
Heller contrastó, por otra parte, la tensión cambiaria con la solidez del sistema financiero, que «tiene récord de depósitos, e incluso este mes no han dejado de subir». El problema, admitió, es «el exceso de liquidez, porque la demanda de crédito no está a la altura de los depósitos». Otros indicadores favorables son «los niveles de mora más bajos de la historia, tanto de empresas como de personas» y el bajo número de cheques rechazados: «Prácticamente no hay cheques emitidos sin fondos».
Sobre la escasez de divisas, Heller recordó que las importaciones de combustibles pasaron de 2.280 millones de dólares en la primera mitad de 2021 a 6.609 millones de dólares en el primer semestre de este año. «Se pagaron 4.329 millones de dólares más para no tener problemas en el invierno, que no pasemos frío y la actividad económica no se resienta».
El legislador del Frente de Todos se refirió asimismo a la suba de precios, que hoy no puede atribuirse a variaciones en el tipo de cambio, los salarios, la emisión monetaria o las tarifas. «La inflación parece tener un comportamiento autónomo de los factores que históricamente la explicaron. Responde entonces a la puja distributiva y a la instalación de expectativas, que llevan a remarcaciones por las dudas en el comercio y al stockeo de mercaderías».
En cuanto a las posibilidades de amortiguar el impacto en los sectores más vulnerables, el titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda expresó que el salario básico universal «es una mala solución que tiende a estratificar la división entre ricos y pobres». En cambio, dijo, «la enorme influencia de la tecnología en todos los procesos de producción y distribución hace imprescindible discutir la jornada laboral sin reducción del salario, y crear nuevos puestos para que la gente tenga trabajo bien remunerado y protegido por las leyes». En ese sentido indicó que trabaja en la idea de una reducción de horas laborales, para lo cual toma como referencia la iniciativa presentada en el Congreso Nacional en 1992 por el entonces diputado nacional Floreal Gorini.
Heller relativizó, por otra parte, las urgencias financieras del Estado. «En términos reales la deuda pública total era de 89,8% del PIB en diciembre de 2019 y ahora bajó al 80,1%. Además, en el mismo período los compromisos en moneda extranjera bajaron del 70% al 55%, con lo cual disminuyó el nivel de exposición del país».
«Después de la renegociación, no hay vencimientos en dólares hasta el segundo semestre de 2025, cuando empiezan a vencer los bonos, y hasta el segundo semestre de 2026, en que empiezan a vencer los créditos con el Fondo Monetario», resaltó.
El acuerdo con el FMI, remarcó, fue «el menos malo posible», después del «disparate» del crédito tomado por el Gobierno anterior, ya que «no tiene exigencias de ajuste» y concluyó: «Prevé una disminución del déficit fiscal primario del 0,6% del PIB, menos de lo que ingresaría al país por la liquidación de la soja retenida».